Una sola temporada en Primera División (1893-2020) | Segunda parte

La consigna de este trabajo es la de reseñar las apariciones más fugaces en el círculo superior del fútbol argentino. La de aquellos clubes cuyos equipos lograron el ascenso a Primera División, solo para perder la categoría en la siguiente temporada, que fue la única en la que compitieron a ese nivel.

Por Raúl Ramírez, socio del CIHF.

Comenzamos a abordar en esta segunda parte el ciclo profesional, siguiendo nuestra premisa, con los cuatro primeros casos, cronológicamente, en el que a la alegría del ascenso siguió inmediatamente la decepción de la perdida de la categoría para nunca más volver, por lo menos hasta ahora. En la próxima entrega, analizaremos más episodios similares.

PROFESIONALISMO

  1. ARGENTINO DE QUILMES 1939

Debut en 1ra. División: 19/03/1939: (V) Lanús 2-5 (goles PT 4′ Juan Gayol, 20′ Cusatti de tiro libre).

Último partido: 02/12/1939: (V) Estudiantes de La Plata 0-3.

La historia señala a la campaña cumplida en Primera. División por Argentino de Quilmes en 1939 como la de peor rendimiento en torneos largos jamás cumplida por equipo alguno en nuestro fútbol de primer nivel. El equipo no logró ganar ningún partido en todo el año, récord negativo absoluto para temporada completa y compartido con Newell’s Old Boys (1964) para partidos como local. Finalmente su campaña constó de sólo 4 empates en 34 partidos. Los otros 30 fueron derrotas. Sus 4 puntos lo dejaron obviamente último, a 11 puntos del penúltimo, con 35 goles a favor y nada menos que 135 en contra.

Pero antes de este desastre el viejo “Mate” de la barranca quilmeña había vivido una de las más grandes alegrías de su historia. Es que en 1938 logró adjudicarse el campeonato de ascenso de Segunda División que fue reñidísimo, con el importante valor agregado constituido por la doble victoria lograda en el desempate jugado tras igualar el primer puesto frente a su tradicional adversario, el Quilmes A.C.

La definición no pudo ser más dramática, con los dos clubes quilmeños jugando entre si, igualados en puntos, en la cancha del Cervecero. Fue 1-1, con gol de Ajamil para el Mate a los 15 minutos del complemento y el empate del local, logrado por Ballejos a un minuto del final. Ante ello, debieron  jugarse dos matches de desempate, que habrían de dar el ascenso a Argentino, definidos ambos con victorias por 1-0, con goles de Pedro Agostini y Alejo Fuertes, respectivamente.

Ese fue el segundo certamen con ascensos en juego, desde la reunificación del fútbol argentino en 1934. El año anterior Almagro había alcanzado el primer ascenso, y esa misma temporada descendía. Los cuatro años de división en el fútbol habían acentuado enormemente las diferencias entre los equipos que habían oficializado el Profesionalismo en 1931 y “saqueado” las filas de sus rivales de la Asociación Argentina, los que en su casi totalidad, no iban a recuperar más el terreno perdido.

Argentino de Quilmes, un club con larga historia en el fútbol de Primera. División (debutó en 1906), iba a jugar de tal modo, su única temporada profesional en la máxima categoría. ¿Por qué le fue tan mal? Más allá de irse al descenso, Almagro en 1938 había competido decorosamente y los ascendidos en el futuro tampoco fracasarían tan rotundamente. Comparando planteles, se da la paradoja de observarse que el equipo de 1938 del “Mate” parece más sólido en cuanto a nombres y rendimientos, que el que se armó un año después, cuando la exigencia iba a ser mucho más severa.

Quizás entonces la clave del fracaso albiceleste esté en que no pudo retener a algunas de sus figuras más importantes, ya que habían jugado a préstamo de los clubes dueños de sus pases: entre ellos figuran el volante central Saúl Ongaro, que jugó en Estudiantes de La Plata, Racing Club y la Selección Nacional, el delantero Alejo Fuertes y el zaguero Rodolfo Lucía, que jugaron un partido antes de volver al pincharrata, Chapuis y D’Andreis de F.C. Oeste, Piccone, Mariscotti, Sofía y Obregón de Boca Juniors, Cataffo de Racing Club y otros, hasta superar la docena de elementos. Agreguemos que no acertó con los reemplazos, ya que en sus filas hubo hombres que habían cumplido buenos desempeños en el pasado (el arquero Novara, ex Racing Club, Cusatti, autor de 27 goles en Boca, Guido Bazterrica, Máspero, Villavicencio) y otros que se lucirían en el futuro como los hermanos Gayol, Obdulio Diano e Isaac Scliar, pero prácticamente ninguno que lo hiciera ese año. Completa el panorama de males, el esfuerzo económico enorme para sus módicos recursos que debió hacer el club para adecuarse a las exigencias reglamentarias de A.F.A.. Entre ellas figuró la erección de nuevas tribunas que llevaron, teóricamente, a 28.000 el aforo del estadio. Sin embargo en la inauguración de las obras, y como un anticipo del destino que esperaba al club de la barranca, uno de los tramos de nuevas tribunas se derrumbó antes del inicio del cotejo frente a Huracán, por la sexta fecha. Auxiliada y trasladada a centros de atención la veintena de espectadores heridos, el cotejo se jugó y significó la sexta derrota consecutiva del local.

Tras un empate en la octava fecha ante Rosario Central, logrando su primer punto, fue en la undécima fecha, y ante Tigre, cuando Argentino de Quilmes tuvo su mejor chance de ganar un partido. Se imponía 3-1 jugados poco más de 20 minutos, con goles de Scliar, Sabatini e Ibarra, pero su rival reaccionó y con dos goles de Troncoso, uno en cada tiempo, le arrebató un punto. Ya en la segunda rueda y cuando era del todo evidente que no tenía salvación, sumó otros dos empates, ante Platense, sin abrir el marcador y ante Gimnasia y Esgrima La Plata, en la penúltima fecha, remontando una desventaja de dos goles, para igualar finalmente con sendas conquistas de Juan Gayol. Previo a este último partido,  había quedado condenado matemáticamente al caer 2-5 en Villa Crespo ante Atlanta en la fecha 30, aunque deportivamente estaba desahuciado desde mucho antes. Menudearon las goleadas de escándalo, como los 8 goles sufridos ante Platense y Lanús y los 7 que le propinaron San Lorenzo de Almagro (dos veces), Racing Club, Boca Juniors, Gimnasia y Esgrima La Plata y Huracán. Para destacar, la inferioridad manifiesta no se tradujo en juego brusco o inconductas; no sufrió ninguna expulsión en todo el certamen. Su director técnico en todo el certamen fue el mismo del ascenso, Carlos Calocero.

Empleó nada menos que 47 jugadores, lo que certifica la infructuosa busca de alineaciones confiables. Entre ellos cinco uruguayos de Nacional de Montevideo que se contrataron promediando el torneo y que en nada cambiaron el desalentador panorama. Al cabo fueron el half Adolfo Bruno y el ex zaguero de Boca Jrs. Ricardo Garlini, con 27 y 26 partidos jugados, los de mayor participación, mientras que el goleador fue Juan Gayol con 12 goles, seguido por Sabatini y el uruguayo Zabaleta con 4.

El durísimo impacto de la pésima campaña y las dificultades económicas generadas por los esfuerzos por ponerse en condiciones para jugar en el círculo superior, ocasionarían luego más de un lustro de muy malas desempeños, que incluyeron dos descenso a Tercera (y otro “perdonado” por A.F.A.) que recién se superaron con la conquista el torneo de Tercera de Ascenso en 1945. Nunca volvió Argentino de Quilmes a tener serias chances de ascenso a Primera, más allá del subcampeonato logrado en 1966, lejos de Unión que ganó ese torneo.

 

  1. DEPORTIVO MORÓN 1969

Debut en Primera División: 23/02/1969: 1-0 (L) Newell’s Old Boys (ST 15′ Roberto López).

Último partido: 22/12/1969: 2-1 (N) San Telmo (PT 15′ O.T. López ST 43′ Manrique).

moron

Tan solo 15 años después de su aparición en la Tercera División de AFA (pese a su nombre, cuarto y último nivel de nuestro fútbol) en 1953, el Club Deportivo Morón alcanzó el momento culminante de su trayectoria futbolera, cuando ascendió a Primera División.

A principios de los años ’50, el “Gallito” había venido a llenar el vacío entonces existente en la Zona Oeste del conurbano bonaerense, el cual, a diferencia del Norte y el Sur, no tenía representación futbolera. La marcha fue ascendente, la respuesta popular satisfactoria y la hora decisiva llegó en la temporada de 1968.

Fue una época notable en la historia del club albirrojo, liderado por una figura dirigencial fundamental: Virgilio Machado Ramos, empresario de la alimentación y de espectáculos, quién comandó a su club en el salto a la máxima categoría. Ese año el Campeonato de Primera División B se jugó a una sola rueda, al cabo de la cual los 4 mejores clasificados obtenían el pase al Campeonato Reclasificatorio de Primera División “A”, enfrentando a los 3 últimos de cada una de las dos zonas que compusieron el Campeonato Metropolitano, de previa disputa. Cinco equipos lograron en las fechas finales de la B distanciarse del resto, peleando la clasificación palmo a palmo por las 4 plazas en juego. Almagro aseguró su lugar a una fecha de la culminación, sumando 26 puntos, uno más que Nueva Chicago, que aventajaba por dos puntos a Arsenal (32 goles convertidos), Deportivo Morón (29 goles), Nueva Chicago (también 29). La mención a los goles no es ociosa, ya que en caso de igualdad en puntos, las posiciones se definían no por diferencia de goles, sino por mayor cantidad a favor. Mientras que Nueva Chicago empató sin goles con All Boys y aseguró el pase, los otros tres rivales fueron a buscar su destino actuando como visitantes. Y el mejor ubicado hasta ese momento fue el eliminado. Es que Arsenal venció nada menos que al líder Almagro por 1-0 pero no le alcanzó pues Unión le hizo 6 a Liniers y Morón 5 a Villa Dálmine, superando ambos de tal modo al club de Sarandí.

Así como fue dura la lucha para llegar al Reclasificatorio, no lo fue menos la disputa del mismo. Deportivo Morón sumó buenos resultados y audacia ofensiva, resaltando el contundente 6-1 ante Platense, de la mano de jugadores de buen pie como Gerónimo “Peludo” Gigliani, Victorino Vega y Roberto López, a los que se sumó un goleador nato como Oscar Tomás López y un inspirado Juan Carlos González. En la zaga descollaba Alejandro Semenewicz, llamado a hacerse un nombre en nuestro fútbol, donde integraría luego aquel Independiente “Rey de Copas” de los ’70 e incluso la Selección Nacional. Con el avance de las jornadas, Deportivo Morón tornó a la prudencia y la especulación en el tramo final, marcando solo 3 goles en las últimas fechas. Pero le alcanzó y en la penúltima jornada, al igualar en su cancha con Unión de Santa Fe, vivió una fiesta inolvidable asegurando el ascenso. Integraron aquella tarde su equipo Valentín Bargas, Ramón Pérez, José María Solana, Alejandro Semenewicz, Jorge Ricci, Jorge Busti, Roberto López, Juan Carlos González, Héctor Ochoa, Oscar Tomás López y Gerónimo Gigliani. El Director Técnico, en todo el certamen, fue Ricardo Felipe Aráuz. Otros integrantes de ese plantel eran el ya nombrado Vega, el ex Independiente José Paflik, Horacio Halçague, Horacio Avalos, Alberto Juan, el arquero Eduardo Ucha y el italiano Antonio Borruto, entre otros.

Logrado el ascenso, y con la intención de afirmarse en la nueva y exigente categoría, el equipo dirigencial liderado por Machado Ramos se esforzó por incorporar algunos refuerzos experimentados, tales como Enry Juan Barale, el ex capitán del exitoso Estudiantes de Osvaldo Zubeldía, el volante Osvaldo Biaggio, un buen elemento con frecuencia traicionado por su temperamento irascible, y Néstor Canevari, buen volante de Quilmes. Repatrió de Colombia al arquero Luis Tremonti y trajo a dos uruguayos, el internacional Nil Chagas y Gilberto Machado Gómez, así como a tres valores de Villa Dálmine: el volante Carlos Pagano y los delanteros Francisco Valentini y Jorge Pietrone. En la Dirección Técnica continuó el técnico del ascenso.

Tanto en el Campeonato Metropolitano como en la primera fase del Reclasificatorio que debió disputar luego, el arranque del club del Oeste fue bueno, y despertó ilusiones. Pero no pudo sostenerse y en ambos certámenes tornaría a decaer. En el Metropolitano al cabo de 3 jornadas lideraba con 5 puntos su zona junto con River Plate. Pero seguidamente perdió ante Platense, iniciando una racha de 5 caídas consecutivas, sumergiéndose en la tabla, en una situación que más allá de algún éxito puntual, no iba a poder revertir. Finalizó el certamen con 13 puntos, igualado con Argentinos Juniors y una unidad por encima de Los Andes.

Los tres clubes debieron jugar seguidamente el Reclasificatorio, enfrentando en su primera etapa a Newell’s Old Boys, Rosario Central, Gimnasia y Esgrima La Plata, Banfield, Colón y Atlanta. A esa altura ya no estaba en el banco Ricardo Aráuz, reemplazado tras 13 fechas por José Morales, que sólo aguantó 3 partidos. En la jornada 17 se hizo cargo del plantel Argentino Geronazzo, un técnico con fama de estudioso y planificador. Fue con esa conducción que Morón inició el Reclasificatorio con nuevas ilusiones, batiendo en Rosario a Newell’s Old Boys y luego en el Oeste a Colón. Pero la historia se repitió, y luego menudearon las derrotas, iniciadas con la caía ante Argentinos Juniors en La Paternal. Aún así la lucha por la salvación fue muy disputada y 6 de los 9 participantes llegaron a la última fecha amenazados. De ellos, Deportivo Morón en la incómoda situación de no ser árbitro de su destino, pues quedaba libre tras su último y esperanzador triunfo visitando a Los Andes (ya salvado) por 3-0 con 2 goles de Pagano y uno de Oscar T. López. De tal modo sumaba 13 puntos, junto con Newell’s, una unidad detrás de Rosario Central y aventajando por un punto a Colón y Argentinos y por 2 a Banfield. Los dos últimos clasificados jugarían la última instancia reclasificatoria. Finalmente no le fue propicia, como era de temer, la  jornada final. Argentinos y Colón vencieron respectivamente a Gimnasia y Atlanta, y lo superaron, lo mismo que Newell’s, que igualó con Los Andes. Fue inútil el éxito de Banfield ante Rosario Central, ya que el Taladro compartió entonces el último lugar con el Gallito. Ambos deberían jugar sus chances a suerte y verdad en un cuadrangular ante F.C. Oeste y San Telmo, los dos mejores de la B. Sólo el ganador se salvaría.

Morón se presentó en esta instancia dirigido por José Guillermo Abbas, el quinto técnico de la temporada. Geronazzo había durado hasta la 13ra. Fecha del Reclasificatorio y luego hubo breves interinatos de Rubén Barbeito y René Cabrera. Abbas debutó en la goleada ante Los Andes y procuró que la levantada siguiera en el verdadero “cuadrangular de la muerte”, que en una sola rueda en campo neutral definía todo: el debut fue en cancha de Velez ante Ferro, y se saldó con un empate en un gol por bando; Morón caía hasta cerca del final cuando un zapatazo en tiro libre de Oscar T. López concretó la igualdad en un partido durísimo en el que ambos equipos terminaron con 10 (Valentini fue el expulsado del Gallo). Mientras San Telmo vencía a Banfield y picaba en punta. Pero en la segunda fecha todo terminó para Morón. Banfield lo venció en cancha de Atlanta por 3-1, revirtiendo una ventaja inicial obtenida por Roberto López y dejándolo sin chance, ya que Ferro venció a San Telmo. Así, Morón quedaba abajo de sus 3 rivales y ya no había resultados posibles que le permitieran salvarse. Pero aún le quedaría convertirse en la última jornada en árbitro de la situación. Es que Morón se despidió batiendo a San Telmo 2-1 (goles de Oscar T. López y el juvenil Manrique) dejando sin chance al Candombero. En el otro partido Banfield venció a Ferro y se salvó.

Así terminó la aventura en Primera División de Deportivo Morón. Dio más de una vez la impresión de que podía salvarse, pero siempre le faltó algo. Suerte o fútbol, como fuera el Oeste se quedó sin su representante en la Primera División. El repaso estadístico muestra a Néstor Canevari con 38 partidos y al Polaco Semenewicz con 33 como los de más presencias. El mismo Canevari fue el goleador con 8 conquistas, seguido por Oscar T. López y Pietrone con 6. A lo largo de las 3 etapas de la temporada, registró 12 victorias, 5 empates y 24 derrotas, con 42 goles a favor y 67 en contra.

Destino de divisiones de ascenso desde entonces para el Gallo que pasó mil peripecias, con subidas y bajadas en divisiones intermedias. Sin ninguna campaña en la que haya acariciado firmemente el retorno, la lucha y el sueño de lograrlo se mantienen hasta hoy vigentes.

Continúa


La foto que ilustra la nota es del equipo de Argentino de Quilmes que jugó el torneo de 1939 de Primera División.

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