por Felipe Soutinho, socio del CIHF
Efraín Chacurian nació en Córdoba el 22 de febrero de 1924. Hijo de inmigrantes armenios, como su apellido indica, dio sus primeros pasos en el Barrio Inglés, histórico distrito de la capital de la provincia. “Jugamos en las calles y jugamos en los lotes vacíos”, contaba Chacurian. “A veces la pelota entraba en una casa y no nos la devolvían, así que entre todos comprábamos una otra pelota de goma. El fútbol fue una parte tan importante de mi vida”. Cuando no jugaba al fútbol, el muchacho vendía tela con su padre. Trabajó como sastre e incluso intentó trabajar como relojero. Pero fue el fútbol el que forjó su camino en la vida.
Firmó su primer contrato con el Racing de Nueva Italia en febrero de 1940. Tuvo dificultades para llegar a primera, y jugó poco. Su primer periodo en el club abarcó los años de 1939 a 1947 (2 partidos en 1942 y 4 partidos -con 1 gol- en 1943). En 1949 tuvo un breve retorno a la Argentina y a Racing -como veremos más adelante-, cuando cumplió sus tres últimas actuaciones y marcó su segundo gol por el equipo.
Por razones económicas, en la búsqueda por mejores oportunidades se trasladó a los Estados Unidos con un tío. Allí jugó con los armenios de Nueva York de la Liga del Este del Distrito de Nueva York, ganando los honores del MVP. Después de eso, se unió al Brooklyn Hispano de la American Soccer League, donde jugó por dos temporadas.
Pronto se corrió el chimento en la comunidad de inmigrantes jugadores de fútbol de que el joven argentino sabía jugar. Pocos hispanos jugaban en la Liga de Fútbol Alemana-Estadounidense, dado que la mayoría de sus jugadores provenían de países europeos. Pero Chacurian sobresalió por su experiencia profesional, por lo que fue reclutado rápidamente. “Sé que hago alarde, pero cuando comencé a jugar por primera vez no hablaba inglés. Aunque siempre supe lo que tenía que hacer con el balón -destacó Chacurian, el primer hispano incluido en el Salón de la Fama de Estados Unidos, en 1992-. Dejé que mis pies fuesen los que hablaran”.
Los equipos eran semiprofesionales, de modo que Chacurian trabajaba como pintor y jugaba al fútbol durante los fines de semana. Aunque no les pagaban mucho -Chacurian dijo que ganaba varios cientos de dólares por encuentro-, jugaban más por el amor que sentían por el deporte. “Chico” también recordaba que los jugadores eran los que marcaban el terreno, abrían los huecos para poner los postes de la portería y posteriormente comenzaba el partido. “Estaba acostumbrado a jugar delante de miles de personas en Argentina -ahora me estoy jactando un poco- y vine para acá donde el juego se realiza a estadio vacío e incluso sin postes –afirmaba-. ¡Quise tomar el primer avión y regresar a casa!”.
En 1949, después de su actuación por el Hispano, retornó brevemente a la Argentina y al Racing cordobés. Quería visitar su madre, pero la nostalgia y las mejores posibilidades de futuro lo llevaron de vuelta a Estados Unidos en pocos meses. Durante su viaje al país natal, la Federación de Fútbol de Estados Unidos preparó una lista de jugadores para ayudar al equipo a clasificarse para el Mundial de la FIFA de 1950. El nombre de Chacurian estaba en esa lista. Sólo que él no lo sabía, y así perdió su oportunidad de jugar para la selección nacional de Estados Unidos en ese torneo. Tres años más tarde, el cordobés estuvo en el equipo nacional que perdió ante Inglaterra por 6-3 en el Yankee Stadium y luego no pudo clasificarse para la Copa Mundial de 1954, perdiendo dos veces en Ciudad de México ante el equipo local. “Jugamos contra México frente a 76.000 personas, recuerdo que alguien lanzó un petardo que explotó cerca de mi pierna”, dijo Chacurian en una entrevista en el 2010. “México terminó golpeándonos muy mal, eran demasiado fuertes para nosotros, hice algunas cosas buenas en el juego, cruzando la pelota y acertando el travesaño un par de veces”. A pesar de que Estados Unidos no pudo clasificarse, la FIFA no le permitió abandonar sus dos últimos partidos contra Haití. Así, el 3 de abril de 1954, Estados Unidos derrotaron a Haití 3-2, y Chacurian anotó un gol a los 42 minutos.
A partir de 1950 hasta el 58, “Chico” Chacurian jugó en la liga alemana-americana en Nueva York para el New York Swiss. El cordobés se destacó en ese equipo. Con frecuencia, los equipos de fútbol europeos más importantes realizaban giras por Estados Unidos para jugar contra los equipos locales “todos estrellas”. Chacurian recordaba haber jugado contra los equipos de gran fama de la época, entre ellos el Internazionale de Milán y el Glasgow Celtic. Los partidos del área de Nueva York se realizaban en el Estadio Municipal de Randalls Island, lo cual atraía a grandes multitudes. Por regla general, los clubes europeos obtenían mejores resultados que los locales, pero Chacurian recordaba vívidamente un espectacular gol durante uno de los juegos contra el equipo Celtic: “marqué con un maravilloso cabezazo”.
Después de su paso por el NY Swiss, se fue a Connecticut y jugó para Vasco da Gama de Bridgeport y terminó entrenando en Southern Connecticut (1965-75), Yale (1976-80) y la Universidad de Bridgeport (1983-88). “El fútbol no era una de las prioridades de Estados Unidos -afirma Colin José, historiador del Salón Nacional de la Fama del Fútbol con sede en Oneonta, Nueva York-. Pero los que siguieron el deporte en aquel entonces consideraban a Chico como un destacado jugador”.
Chacurian era pequeño, fornido y habilidoso como delantero, según George Brown, otro miembro del Salón de la Fama, que fuera tanto compañero de equipo como oponente del mencionado jugador durante la década de los años 50. Los juegos podían ser un poco duros, con muchas entradas y avances fuertes, pero él siempre mantenía la calma. Y aunque casi nunca tenía tiempo para entrenar, su resistencia era asombrosa. “Podía moverse con la pelota de un extremo del terreno al otro de manera que parecía como si el balón estuviera pegado a sus pies -recordaba Brown-. Jugamos en terrenos que nunca habían visto la hierba, pero Chico era asombroso. Siempre fue la primera selección del «todos estrellas»”. Varios equipos europeos estuvieron interesados en contratarlo, pero Chacurian decía haber rechazado sus ofertas. “Para mí, Estados Unidos era el país donde quería vivir”.
Falleció en Stratford (Estados Unidos), el 15 de febrero de 2019, a los 94 años. “La vida que ha tenido con el fútbol, la gente que ha conocido, con su esposa y sus tres hermosas hijas, es simplemente el tipo más agradecido por la vida que tiene”, dijo Richard Diedrichsen, que conoció a Chacurian en 1961 cuando estaba en la escuela secundaria.
Fuentes:
– Diario “Connecticut Post” – edición del 22 de febrero de 2014
– Romel Hernández – www.aarp.org – febrero/marzo de 2005
– Gustavo Farías – “Racing – la Academia Cordobesa” – colección de fascículos publicados por el diario “La Voz” de Córdoba