por José Carluccio, socio del CIHF
“Como un homenaje a la Patria y a nuestro Pueblo”, textualmente figura en el acta de fundación de Argentino de Quilmes, el 1 de diciembre de 1899, hace hoy nada menos que 125 años.
Siempre tuvieron claro los socios fundadores de Argentino el nombre que debía tener el equipo que iba en busca de fomentar el deporte del fútbol en los albores del siglo XX.
Argentino por la Patria, sin Juniors, sin Athletic, sin River, sin Rowers, sin Sporting, sin Cricket, sin Plate, sin Sportivo, sin Deustcher, sin Caledonians, sin Saint, sin lo que sea.
Argentino en “criollo”, como logró apoyar el empuje de los clubes que hablaban en castellano ante una “Association” que seguía tercamente intentando ocultar sus tejes y manejes detrás de la lengua de la rubia albion.
Argentino de Quilmes, por el pueblo (ahora una gran ciudad) que lo vio nacer para que los chicos “criollos” del pueblo (en la más popular de las acepciones de la palabra pueblo, si se me permite la redundancia), pudieran practicar ese juego que tanto los apasionaba y que otros del mismo “pueblo”, así entre comillas, les negaban una y otra vez.
Los colores también estuvieron en la mente de los fundadores. El celeste y blanco siempre estuvo en la mente de los primeros muchachos que defendieron a la entidad en los campos de juego. Ese “relámpago” que los iluminó, les hizo elevar la vista al cielo, donde aparecieron los colores para siempre.
No hubo necesidad de esperar que pasara algún barco de un país escandinavo del que según dicen se copiaron los colores, ni usar casaca blanca y pantalón azul como la selección inglesa, ni camisetas tricolores que remedaban una península europea, ni bastones azulgranas amados por un cura catalán, ni blancos cruzados por una cruz azul, de reminiscencia escocesa cambiada a un rojo total tal vez por algún designio del averno, ni blancas cruzadas por una banda de algún otro color (rojos, azules, marrón, etcétera), ni verticales rojas y blancas a rayas en homenaje a otros.
Tuvo tiempo de salvar del destierro que preparaba la Asociación al Racing Club, gracias a la grandeza de los doctores Isidoro Iriarte y José López que defendieron en forma tenaz y valiosa a los muchachos de la naciente “Academia”, que habían cascoteado los vestuarios del glorioso Alumni. La gente veterana de Racing no olvida a los Criollos, de lo que sencillamente habría significado la desaparición de la institución que hoy sigue festejando su reciente título internacional. Lo del permiso por los colores es cuento aparte.
El acta de fundación, ajada por el tiempo, se conservó como se pudo. Con ganas y voluntad, se puede leer. Algunos otros que se adjudican muchos años de vida no encuentran la “partida de nacimiento”, para mostrar pergaminos que certifiquen la edad que dicen tener.
Argentino como la Argentina, anduvo en la gloria en las décadas primeras del profesionalismo y estuvo festejando campeonatos (algunos en finales mano a mano, leáse 1938 y 1988/89) y sufriendo descensos que ya en el siglo XXI lo llevaron a la última categoría.
Arrastró como nuestro país, la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser. Se recuperó como siempre se recupera nuestra patria y en un poquito más de un lustro subió 2 categorías. Ahora está a las puertas de un nuevo logro. Para volver a ser de la principal categoría de ascenso y en una división que no conoce y que lo espera para saborear bizcochitos de grasa con mate cocido, como manda la historia, en lugar de té con masas, bebidas energizantes, sanguchitos de miga y gaseosas del gran país del norte.
Argentino de Quilmes, por la Patria y por pueblo dijeron José Eduardo López, Carlos Dante Scala, Humberto J. Bissio, Julio E. Castellanos, Isidoro G. Iriarte, Antonio B. Oddone, Haroldo Torre, Mariano R. Castellanos, Alberto García, Ramón de Udaeta, Fidel Rodríguez, José M. Marino, Domingo Iparraguirre, Isidoro Pacheco, Guillermo Schultz, Hilario Giménez Wilde, Antonio Barrera, Juan C. Castellos, Ángel Luchelli, Pedro Duprati, José S. Escobar y Miguel A. Páez.
Salud a todos. Gracias por siempre y que Dios los guarde en su grandeza.
Argentino de Quilmes, por la Patria y por el Pueblo. Con todo respeto, por la gente que te alienta. “Vamos los Mates”. “Viva la Primer Celeste y Blanca del barrio de la barranca”.
Felices 125 y por muchos más.
