¡Atento, Fioravanti!

por Ricardo Gorosito, socio del CIHF

Década del ´50. Los chicos de aquel tiempo no teníamos TV. Seguíamos los partidos por el único medio que nos acercaba a la cancha: la radio.

Mis primeros recuerdos futboleros arrancan allá por 1953. Era todo un ritual encender el aparato a las 15 horas, ya que los partidos, en temporada invernal, empezaban a las 15:30. En la media hora previa, escuchábamos los resultados de España e Italia, de los de Tercera y Reserva, las 16 formaciones de los 8 partidos del día y en los últimos cinco minutos, el comentarista daba su opinión sobre el partido que se iba a transmitir.

frascaraPero, ¿quiénes fueron aquellos hombres que nos traían la emoción a domicilio? De aquel año recuerdo cinco emisoras que transmitían el fútbol los domingos. En LR4 Radio Splendid, las transmisiones las auspiciaba la famosa “Cabalgata Deportiva Gillette”, la de las hojitas de afeitar. Los relatos estaban a cargo de Alfredo Aróstegui, “el relator olímpico”, apodo que surgió por haber sido quien en 1928 transmitió los Juegos de Amsterdam para Radio Prieto. El comentarista era una de las plumas más importantes del periodismo argentino: Félix Daniel Frascara (foto de la derecha).

Sólo tenía cronistas en dos canchas para seguir al instante las alternativas de otros partidos importantes de la fecha: uno de ellos fue el chileno “Tito” Martínez (no confundir con Tito Martínez Delbox) y el otro, un joven que hacía sus primeras armas en el periodismo deportivo: Osvaldo Caffarelli, quien con el tiempo sería uno de los más famosos relatores de boxeo. La información de los otros estadios llegaba vía telefónica al control central de la emisora y las anunciaba Alfredo Arrastía. El locutor que promocionaba los famosos productos “Gillette” era una gloria de la radiofonía argentina: Rafael Monzón.

En LS10 Radio Libertad, estaba Joaquín Carballo Serantes, periodista nacido en Montevideo en 1911 y que a losardigo 6 años se radicó con su familia en Santa Fe. Utilizaba el seudónimo de “Fioravanti”, nombre de un personaje teatral que él mismo encarnaba en sus aventuras juveniles, cuando quería ser actor. Los relatos fueron famosos y no solo de fútbol. También descolló en automovilismo y boxeo. En 1951 transmitió desde Estados Unidos la célebre pelea de José María Gatica con Ike Williams. Su actuación radial se inició en 1942 y se prolongó hasta el mundial de Argentina en 1978, el último trabajo que se le recuerda como comentarista. Ya la voz no le daba para gritar un gol con su estilo tan particular. Lo más destacado fue su léxico, refinado y pulcro. Un verdadero maestro. Trabajaron a su lado como comentaristas nada menos que Ricardo Lorenzo “Borocotó”, periodista uruguayo, escritor y guionista de cine. En 1958 transmitió el mundial de Suecia (de triste recuerdo para los argentinos) ya para LR1 Radio El Mundo junto a otro grande, Enzo Ardigó (foto de arriba a la derecha), que falleciera en 1977 cuando su corazón se detuvo en una cabina del Estadio Centenario, durante la transmisión de un partido.

Fioravanti tuvo a otros dos notables comunicadores: Horacio Bessio y Damián Cané. Éste último tenía la particularidad de nombrar en las formaciones a los jugadores con sus nombres de pila completos. Así, nos enteramos que Carrizo era Amadeo Raúl, que Rattin era Antonio Ubaldo, que Manfredini se llamaba Pedro Waldemar, Mouriño era Eliseo Víctor, y así con todos; un genio. Los goles de las otras canchas llegaban en la voz de Alberto Rual, con el famoso llamado que precedía a la noticia: ¡Atento Fioravanti!

Tenía un cronista destacado en Rosario, Roberto Reyna, que informaba del partido de Newell´s o Central como locales. Fue el primero en realizar reportajes desde los vestuarios, tarea que estuvo a cargo, entre otros, de Alberto Magdaleno. El locutor comercial era Valentín Viloria, otro grande del medio radial; también lo hicieron Rafael Díaz Gallardo y un tercero de apellido Lombardi, cuyo nombre de pila se me ha perdido en el tiempo.

veigaEn LR6 Radio Mitre, relataba otro uruguayo, Lalo Pellicciari, que desarrolló toda su campaña en nuestro medio a partir de 1935 y llegó a ser director y dueño de la emisora. Poco después, en 1955 o 1956, dejó la actividad y por Mitre se seguía la campaña de Boca Juniors, la primera de ese tipo que se recuerda. Los relatos eran de Alfredo Curcu y los comentarios de Héctor Rombys y Víctor Francis. Desde el control central Ricardo De Michelis brindaba la información de los restantes encuentros y en la locución estaba Alberto Palazón, ícono de la emisora. Alejado Curcu en 1960, tomó la posta Bernardino Veiga (foto), que no ocultaba su simpatía por Boca.

LS5 Radio Rivadavia y LS4 Radio Porteña (hoy Continental) además del fútbol dominguero, transmitían el ascenso los sábados. En Rivadavia, la Primera B la relataba Héctor Vidaña, nacido en Casilda (Santa Fe) y comentaba Aldo Zavatarelli, el padre de Dante, aquel que lucía un elegante moño en vez de la corbata. Los domingos, el relator era Ernesto Veltri y comentaba José Caldés. Veltri fue además un destacado letrista de tangos, que firmaba sus versos con el seudónimo de “Tribel” (su apellido al revés, aunque con “b”en lugar de “v”). En Porteña el equipo periodístico de sábado y domingo siempre fue el mismo: Eugenio Ortega Moreno en los relatos y el comentarista, de apellido Fernández, usaba el seudónimo de “El Bachiller”.

Ir a la cancha era una fiesta

Cuando nuestros padres nos llevaban a la cancha (no muy frecuentemente) todo era una fiesta. Había que ir temprano y ubicarse bien arriba para evitar las peligrosas avalanchas. Llegábamos cerca de las 13 horas y veíamos parte del segundo tiempo de la Tercera, toda la Reserva y la Primera. Quienes mirábamos el partido, pero teníamos nuestro corazoncito en otro estadio, seguíamos al club de nuestros amores en el tablero de la revista Alumni, señalado con una letra en clave y que había que comprar a la entrada para saber la que correspondía a nuestro equipo. Caso contrario, se le pedía el dato a algún espectador cercano. Cuando en los años sesenta llegó la célebre radio “Spika”, la revista Alumni desapareció.

Las publicidades en las radios durante las transmisiones futboleras

Hubo muchas que el tiempo las ha borrado, pero recuerdo los “slogans” de algunas. El locutor nos recomendaba comprar nuestros trajes en la sastrería “Casa Muñoz, donde un peso vale dos…“.

También nos invitaba a tomar “una copita de ginebra Bols, que estimula y sienta bien…“.

En materia de calzado, nos decía que “Juan, Perico y Andrés, los tres calzan Llavetex“, zapatilla de goma que competía con las célebres “Pampero”.

Y nos aconsejaba saborear un delicioso aperitivo porque “…desde el wing hasta el arquero, todos toman Amargo Obrero“.

Las publicidades en los estadios

En los intervalos entre Tercera, Reserva y Primera y los entretiempos, se escuchaban “jingles” publicitarios y transmitidos por la “voz del estadio”. Dos de ellos fueron famosos. El de pilotos “Aguamar” decía:

aguamar1Si su piloto no es Aguamar,

No es impermeable, le puedo asegurar.

Su piloto es impermeable

Si es piloto Aguamar…

La otra publicidad que hizo historia fue la del analgésico “Geniol”, cantada por el uruguayo Carlos Roldán, tanguero de larga actuación en distintas orquestas típicas de Buenos Aires y que decía:

geniol1Venga del aire o de sol,

Del vino o de la cerveza,

Cualquier dolor de cabeza,

Se quita con un Geniol.

 

Esta publicidad se escuchaba a toda hora en cada una de las emisoras de Buenos Aires y creemos que también del interior.

Los muñequitos “Sugus”

En los entretiempos nos divertíamos con los cinco muñequitos Sugus (uno por cada letra), nombre de una golosinasugus que todavía hoy disfrutan grandes y chicos. Juntos formaban el nombre del producto. Hacían “jueguito” con una pelota enorme; sus movimientos eran lentos y torpes por el disfraz que llevaban. Cuando alguno caía al suelo, el público festejaba ruidosamente. En la foto, creemos que es de 1962, vemos a “Coco” Rossi saludando a uno de ellos en la cancha de San Lorenzo. Se extinguieron a mediados de los ’60.

En tanto en la tribuna, José Eduardo Pastor, apodado “Chuenga” nos vendía un masticable así llamado que él mismo fabricaba con una fórmula secreta. La cantidad, era las que entraban en una mano y costaban centavos el puñado.

Mientras tanto, ¿qué pasaba en la semana? ¿Cómo nos enterábamos de las novedades de nuestros equipos?

De 19 a 20, por Radio Rivadavia, se transmitía de lunes a domingos, la “Edición Oral Deportiva” dirigida por el Dr. Edmundo Campagnale. Hoy continúa en la misma emisora y lleva más de 90 años en el aire.

Campagnale, juntó un núcleo importante de periodistas: José María Muñoz, los ya nombrados Ernesto Veltri, Héctor Vidaña, Aldo Zavatarelli, José Caldés, Pedro Valdés, Velmar Boglino y Adolfo San Martín. En 1958 falleció Campagnale, justo en momentos en que el gobierno del Dr. Frondizi llamó a concurso para privatizar las emisoras de radio. Los nuevos dueños de Rivadavia pusieron al frente de los programas deportivos a José María Muñoz, quien pasó a ser el relator oficial. El éxito fue total, coincidiendo con el paulatino alejamiento de los grandes relatores y comentaristas nombrados al principio. Muñoz fue, hasta su muerte en 1992, el líder de las transmisiones deportivas y en 1981 compartió ese liderazgo con el uruguayo Víctor Hugo Morales.

Montó una verdadera organización periodística y salvo automovilismo, transmitió la mayoría de los acontecimientos deportivos, de los que dos me han quedado grabados por su originalidad: el match de ajedrez entre “Bobby” Fischer y Tigran Petrosian de 1971 y un campeonato mundial de ¡bochas! allá por los ’70. Increíble. Muñoz bregó mucho por el atletismo y fue el creador de la recordadas “Fiestas Mayas”, una competencia atlética de 10.000 metros auspiciada por la emisora que se celebraba todos los años el 25 de Mayo.

Tuvo como comentaristas a Enzo Ardigó, “Pepe” Peña y a Horacio García Blanco, quien se mantuvo a su lado hasta el final. Tenía un cronista en cada cancha y en el control central el inolvidable Juan José Lujambio, nos aportaba todas las estadísticas.

En 1966, el locutor fue el recordado Jorge “Cacho” Fontana, quien, con un largavista, le daba detalles sobre un jugador lesionado u otra incidencia que no podían ver con claridad desde la cabina.

munoz

En la foto de arriba, vemos a Muñoz, cuando era un simple cronista de Rivadavia en 1951, entrevistando a la vera del campo de juego a Eliseo Mouriño de Banfield.

En 70 años de seguir al fútbol hay tantos recuerdos, que tenemos que escribirlos, para que, como dice un periodista amigo, no los tapen las arenas del tiempo…

 

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