por Cristian Minich, socio del CIHF
El estadio de Independiente Rivadavia, el Bautista Gargantini, cumple 100 años, en coincidencia con la fiesta del fútbol que también se vive en Mendoza por el duelo entre Godoy Cruz y La Lepra.
En 1922, el gobierno de Carlos Washington Lencinas cedió los terrenos del parque para la construcción del primer estadio de Mendoza por gestión de Gargantini, un empresario vitivinícola oriundo del departamento de Rivadavia, quien era en ese entonces presidente del club y vicejefe del gobierno provincial.
La obra estuvo a cargo de la empresa Silvestri y Cia. bajo supervisión del ingeniero Edmundo G. Romero. Además, en 1923 comenzó a prepararse el campo de juego y para ello fue contratado en Buenos Aires don Félix Teutone, por entonces canchero de Independiente de Avellaneda.
Inicialmente conocido como Stadium del Parque del Oeste, se inauguró un 5 de abril de 1925 con carreras de ciclismo y motociclismo en el velódromo que rodeaba el campo de juego y, como broche de oro, con el partido entre el local y Peñarol de Montevideo, que ganaron los uruguayos 2 a 0.
Luego llegó el momento del estreno en partidos oficiales, justamente ante Sportivo Godoy Cruz, el cual todavía no se fusionaba con la bodega Antonio Tomba. Fue victoria para Los Azules por 7 a 0, con tres goles de Manuel Portillo, primer jugador en marcar un gol oficial allí, tres de Vicente González y uno de Andrés Andía. Independiente culminó campeón ese año y también se adjudicó la Copa Competencia, primer título obtenido en su propia cancha tras derrotar 1 a 0 a Andes Talleres.
Con el tiempo, el equipo ganó cada vez más popularidad, por lo que la pista fue derribada para dar paso a la construcción de nuevas tribunas. Así, se sumaron a la Oficial la tribuna popular sur (hoy Salvador Iudica) y la platea este (actual Hugo Cirilo Mémoli) en los años 60; un nuevo sector de la platea oeste en 1973 y la popular norte, que fue derribada en los años 80 y construida nuevamente en 2011, la cual lleva el nombre de Alfredo Luis Vila, padre del presidente Daniel Vila.
El estadio tomó el nombre de Juan Bautista Gargantini en 1987, dos años después de la muerte del empresario e histórico presidente Azul, y se modificó a Bautista Gargantini en 2006. Actualmente, en pleno crecimiento y con perspectivas de nuevas obras en el corto plazo, La Catedral del fútbol mendocino, apodo que debe a una ocurrencia del periodista Juan José Martínez en comparación con el estadio del Athletic de Bilbao, el Gargantini celebra su centenario como soñaban los hinchas leprosos: en Primera División.