El mejor partido de la historia: Racing – Banfield (1951)

por Víctor Raffo, especial para el CIHF

Hace 54 años, en marzo de 1971, la revista El Gráfico realizó una encuesta entre periodistas, en la que la consulta fue cuáles habían sido los mejores partidos de la historia del fútbol argentino. El podio se lo llevaron los encuentros River 3 – Boca 1 (noviembre 1933), San Lorenzo 4 – River 2 (mayo 1939) y Racing 1 – Banfield 0 por la final del campeonato 1951.

Los dos primeros pasaron al olvido, pero para varias generaciones de hinchas y periodistas, durante décadas, la final de 1951 ocupó un lugar parecido al que hoy se apropió el encuentro disputado entre Argentina e Inglaterra por los cuartos de final de la Copa del Mundo México ’86.

Lógicamente, la llegada de Diego Maradona hizo que los resultados de encuestas similares generaran resultados muy diferentes. Pero si antes de la aparición del Diego, la final de 1951 siempre salía a flote en los recuerdos, fue porque como afirma Andrés Burgo en el prólogo de su libro “El Partido” sobre el choque Argentina – Inglaterra en México’86: “Hubo cientos, miles de tardes y noches con más goles y con mayor belleza colectiva, pero ninguno con esa carga simbólica”.

Ambos encuentros estuvieron rebasados de connotaciones ajenas al fútbol. El jugado en el Estadio Azteca cuatro años después de la Guerra de Malvinas, fue para muchos la revancha de los pibes que fueron mandados al muere, o la del país tercermundista derrotado ante la potencia mundial. El jugado en el Gasómetro de Boedo tras las elecciones presidenciales de 1951, en las que Juan Domingo Perón acabó reelecto, fue para muchos la revancha de los clubes chicos antes los clubes grandes o el duelo entre la esperanza del pobre ante la avaricia del rico, y por todo eso su recuerdo se potenció en los años de la proscripción del peronismo, porque era un ejemplo más de una época de gloria para los sectores más humildes, en los cuales la justicia social también llegaba al más popular de los deportes: el fútbol.

Quizás la síntesis más acabada la aportó el recordado Diego Lucero, testigo de quince mundiales de fútbol, cuando le preguntaron cual había sido “el partido inolvidable”, y respondió: “El partido final por el campeonato de 1951 entre Racing y Banfield. Fue algo sensacional porque en ese momento Banfield representaba al club chico de barrio que busca realizar la hazaña de llegar a pelear por el título nada menos que frente al poderoso Racing. Era la emoción de querer ver ganar al débil frente al fuerte. La ilusión de todos, salvo lógicamente de los hinchas de la Academia. A Banfield lo acompañaba la simpatía de los que no tienen esperanzas, de los que viven la angustia del descenso, de los que luchan sin posibilidades. Y Banfield concretó ese esfuerzo, y aunque cayó lo hizo luchando con honor y todos nos sentimos reconfortados y unidos por la hazaña. Y nos emocionamos hasta las lágrimas…”.

En ese final se cruzaron los momentos culminantes de sendos procesos que venían desarrollándose en el Racing Club desde 1948 y en Banfield desde 1949. Todo está descripto en el libro “Todos Unidos Triunfaremos”, editado en 2018 y presentado en septiembre de ese año en la sede del Centro para la Investigación de la Historia del Fútbol junto al periodista Oscar Barnade, vicepresidente del CIHF, y el periodista y escritor Carlos Graneri.

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