El último Rey Mago

El recuerdo a Walter Machado da Silva.

Por Sergio Pittis, socio del CIHF.

Allá por 1969 y con 4 años de edad, mi pasión por el fútbol ya era real.

Mi viejo compraba la revista Racing y cada tanto íbamos al Cilindro a ver a esos monstruos campeones del mundo, en ese equipo se destacaba la figura de un morocho, elástico y con salto increíble que llegó desde Brasil, Machado da Silva, alias Batuta.

Siempre imaginé a Baltasar, el Rey Mago, con la cara y figura de Batuta, hasta el día de hoy me pasa eso.

“Baltasar” la rompió en el Metro 1969 con 14 goles en 28 partidos, hizo que fuera hasta ahora el único brasileño goleador de un torneo argentino.

Venía de ser ídolo en Flamengo y en  Corinthians, de pasar por el Barcelona y ser recibido con esa frase célebre del presidente del club catalán: “Si no puede jugar, lo contrato como chofer, siempre quise un chofer negro”.

A la vuelta de su periplo europeo y de jugar el Mundial ’66, recala en el mismísimo Santos de Pelé para a posteriori llegar a la Argentina donde se une a las filas del campeón del mundo del ’67.

Aquellos que vieron al Racing de José y creyeron verlo todo, les faltaba la frutilla del postre, como un verdadero Rey Mago y desplegando su magia, Batuta se cansó de hacer goles de todo tipo: cabeza, doble sombrero, tiro libre y chilena.

Gambeteador, elegante, con prestancia y goleador, hizo en total 23 goles en 36 partidos jugados contando la Copa de Campeones. Un solo año bastó para quedar en el recuerdo de los hinchas argentinos y sobre todo de Racing. Retornó a Brasil para jugar en el Vasco da Gama siendo la máxima figura del club en esos tiempos.

En el 2017, durante un viaje a Rio de Janeiro, fui a visitarlo y lo homenajeamos para el Departamento de Historia del club, nunca pensé en llegar y sentir la idolatría que aún tenían los cariocas por él.

Batuta trabajaba en Flamengo y al verlo me estremecí, estaba frente a mi Rey Mago, le di un abrazo grande y sentí su temblor en mí cuerpo, hablamos mucho, él con apenas un hilo de voz y yo con la emoción en mis labios, entre otras cosas me contó que se había recibido de abogado a los 66 años solo para ayudar a los que menos tienen. Quería mucho a Racing y recordaba con alegría a los campeones del mundo, especialmente a mis otros Reyes Magos: el Chango y el Mariscal.

Después de entregarle la plaqueta nos abrazamos de nuevo y esta vez sí, aflojamos y las lágrimas no se pudieron contener, las mismas que tengo ahora al escribir estas palabras despidiendo a Machado, a Batuta, a Baltasar, mi Rey Mago.


El autor de la nota también integra tanto el Depto. de Historia del Racing Club como Historia AFA.

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