Estela Alzugaray de Rueda: una vida dedicada al legado del Buenos Aires English High School y Alumni

Estela María Alzugaray de Rueda falleció el 5 de octubre de 2025, luego de dedicar 65 años de entrega a su vocación educativa.

Como Directora General del Buenos Aires English High School, fue reconocida por su liderazgo, compromiso y profunda conexión con la institución que representó hasta sus últimos días.

En el ámbito personal, Estela era reconocida además por su fervor hacia el Alumni Athletic Club, manteniéndose hincha fiel hasta el final.

El vínculo entre el Buenos Aires English High School y el Alumni Athletic Club es histórico y fundacional. El colegio fue el origen del legendario equipo de fútbol formado por sus exalumnos a fines del siglo XIX, que dio nacimiento al gran campeón del fútbol argentino y a la esencia misma del deporte organizado en el país.

Desde entonces, la identidad del BAEHS y la del Alumni permanecieron entrelazadas por valores compartidos: el esfuerzo, la disciplina, el espíritu de equipo y la educación como base del carácter. Esa herencia deportiva y educativa, mantenida viva por generaciones de alumnos, docentes y familias, encontró en figuras como Estela Alzugaray de Rueda a una guardiana ejemplar de su memoria y su legado institucional.

Por ello le hemos solicitado a Martin De Vita (autor del libro “Alumni, el mito”) y a Osvaldo Gorgazzi (socio del CIHF) que nos relaten quien fue Estela.

Martin De Vita 

El Buenos Aires English High School abrió sus puertas el 1° de febrero de 1884, gracias a su fundador, Alexander Watson Hutton —el mismo hombre que el tiempo consagraría como el Padre del Fútbol Argentino.

Desde aquel día, la escuela no fue solo un lugar de estudio, sino un templo de valores: disciplina, esfuerzo, respeto, compañerismo.

Allí, la educación y el deporte se entrelazaron para formar carácter, y cada generación comprendió que enseñar también es una forma de amar.

Entre esas generaciones estuvo Estela.

Desde los cinco años y hasta el último día de su vida, caminó junto a su colegio como quien camina junto a su primer amor.

En su infancia, el Buenos Aires English High School había pasado de mixto a exclusivo para varones, por lo que su hermano siguió el legado de Hutton, mientras ella asistía al Belgrano Girls’ School, el colegio vecino y alma gemela.

Ambas instituciones estaban unidas no solo por un muro, sino por algo más fuerte: un alambre y una complicidad.

Contaba Estela que, a través de ese cerco, las niñas pasaban unas monedas a los chicos de Hutton para que les compraran caramelos en el pequeño kiosco del patio.

Aquel intercambio inocente era, sin saberlo, una metáfora perfecta: los valores cruzando límites, el espíritu del fundador derribando alambrados.

Con los años, Estela creció, y con ella su vocación por enseñar.

El espíritu de Alexander Watson Hutton era tan poderoso que ningún cerco podía detenerlo.

En 1961, mientras aún terminaba su profesorado, ingresó como profesora de inglés del Buenos Aires English High School, aquel colegio que de niña la fascinaba desde el otro lado del alambrado.

No era un regreso: era el cumplimiento de un presentimiento.

Entraba, por fin, en ese lugar donde su alma siempre había estado.

Cada año dentro de la institución agrandaba ese amor silencioso e inquebrantable que la unía al colegio.

Su entrega y su fe en la educación la llevaron a ocupar cargos de mayor responsabilidad: primero como Directora de Inglés, luego como Directora General, la misma función que alguna vez había ejercido Hutton.

Y como él, que vivió a menos de doscientos metros del colegio, Estela también eligió tener su hogar tan cerca que podía verlo desde su ventana.

Nunca dejó de mirarlo.

Así, Estela no solo enseñó el legado de Alexander, sino que lo vivió en carne propia.

Y, como los verdaderos herederos espirituales, lo honró hasta el último día, con la misma humildad y la misma pasión que lo habían encendido todo.

Osvaldo Gorgazzi

La conocimos allá lejos, cuando varios integrantes del CIHF participamos en los festejos por el centenario de uno de los tantos trofeos conquistados por el mítico Alumni y que organizaba el colegio que lo supo gestar en sus entrañas: el Buenos Aires English High School. En un momento, tomó el micrófono. Su perfecta dicción, cuando pronunciaba aquellos nombres tan recordados, Alexander Watson Hutton, Jorge Gibson Brown, Margaret Budge…, no dejaban lugar a dudas. Así debían decirse, así debían recordarse.

Con el tiempo, volvimos a visitarla. Siempre solícita, siempre generosa, abría las puertas del colegio ante cada consulta. Nos encontrábamos también en homenajes a integrantes del legendario Alumni. Muchos de nosotros, que nos preciamos de conocer algún secreto de ese equipo inolvidable, quedábamos sorprendidos cuando al querer explicarle algún detalle curioso, ella nos agregaba una anécdota más. De paso, nos mostraba los avances del colegio, su historia, y en los últimos tiempos, el Museo. Un espacio donde los recuerdos se corporizan y donde uno queda extasiado al ver parte de su obra.

Estela, fue una digna heredera del legado de don Alexander Watson Hutton. Hoy, el CIHF también le rinde homenaje. Porque conservar la fe, no es solo el lema del colegio, fue su forma de vivir.

Estela junto a Martín y Osvaldo

Deja un comentario