Uno de los ídolos indiscutidos que quedaron en la historia académica como muestra indeleble de la pasión generada por sus increíbles atajadas. Arquero de formidables condiciones atléticas y físicas, a pesar de su baja estatura (1,69 cm), de eficiencia y estilo notable, sentido de la ubicación y salidas temerarias. Hizo estremecer a la hinchada N° 1 con intervenciones magistrales.
Nacido en Quilmes el 23 de octubre de 1905, hijo de Antonio y Pascualina Liz y fallecido aún joven, pues tenía 45 años, el 23 de diciembre de 1950 en sus pagos que eran los de la creciente ciudad de Quilmes. Aquí atajó en 1925 en San Lorenzo de Quilmes, en 1926 en Quilmes Athletic Club hasta 1927 en que fue adquirido por Argentino de Quilmes, club en el que descolló entre 1927 y 1930, año en que fue contratado por Racing.
Fue arquero del seleccionado argentino junto a zagueros académicos de la talla de Fernando “El Marqués” Paternoster y Pedro “Pechito” Della Torre durante la Copa del Mundo FIFA de 1930, en la que se obtiene el subcampeonato. Juan Carlos Bottaso evidenció su capacidad sustituyendo al guardameta titular Ángel Luis Bossio en la semifinal contra Estados Unidos y en la final contra Uruguay. También fue arquero campeón de la Copa América de 1929.
Un año antes, integró el equipo de Provincia en los tradicionales partidos contra Capital Federal. Además constituyó el elenco de la selección que en el estadio de Sportivo Barracas (Av. Iriarte y Luzuriaga) disputó sendos encuentros amistosos contra las selecciones de Escocia y España. Fue guardapalos racinguista desde 1931 (debutó en un partido del 4 de junio frente a Platense) hasta 1935 (último cotejo 20 de octubre) totalizando 195 partidos entre campeonatos y copas con la casaca albiceleste. Las últimas 6 fechas del torneo de 1935 fue Mateo Pergolezzi
quien cubrió el arco académico. Mantuvo su valla invicta en 56 partidos, 44 por torneos locales y 12 por las 3 copas en que defendió el arco albiceleste. También Bottaso fue arquero titular campeón con Racing en las copas oficiales Adrián Béccar Varela de 1932 y Competencia de 1933
respectivamente. En 1936 y 1937 regresó a Quilmes, atajando en 8 encuentros como suplente de Ezequiel Francisco Aranda con escasa fortuna por cuanto en 8 cotejos recibió 18 goles.
Sin embargo, su fama de invulnerabilidad producía inquietud y nerviosismo en los delanteros que lo atacaban por temor a quedar siempre desairados y, por este motivo, el famoso periodista Chantecler que, en realidad era Alfredo Rossi, luego de un partido jugado el 24 de abril de 1927 en que Argentino de Quilmes le ganó a Racing 3 a 1, lo calificó de “Cortina Metálica”, apodo que pasó a la posteridad y que inmortalizaron Hugo Zamora y Miguel Padula con un tango en su homenaje.
El 3 de setiembre de 1950 fue invitado a la inauguración del Cilindro, ya se lo veía de mal semblante por una enfermedad incurable que tiempo después lo llevó a la muerte, el 23 de diciembre del mismo año.