por Diego Zelonka, socio del CIHF
Siempre se especuló con lo que hubiese pasado si la Guerra de los Balcanes, sucedida a partir de 1991, no habría estallado. En materia política, económica, geográfica y, por supuesto, deportiva.
Esta guerra terminó con una generación brillante de futbolistas que fue campeona del mundo y, lo que estaba reunido en un solo país, terminó desperdigándose en varios.
En 1987 Yugoslavia se consagró campeón del mundo sub 20 con una generación de futbolistas que probablemente nunca en su historia había tenido. Para poner en contexto, vámonos hacia esa época.
La República Federativa Socialista de Yugoslavia se trató de un estado socialista compuesto por seis repúblicas menores: Bosnia y Herzegovina, Croacia, Eslovenia, Macedonia, Montenegro y Serbia.
En 1980 muere el famoso Mariscal Tito y a partir de ahí, surgen movimientos nacionalistas en estas repúblicas que se van a acrecentar hacia finales de la década. Básicamente, lo que buscaban era la independencia.
Decíamos que Yugoslavia fue campeón del mundo con un plantel que tenía nombres tales como Prosinecki, Boban, Suker y Mijatovic y aún mantiene el mejor promedio de gol en un mundial juvenil: 2,44, con 22 tantos en 9 encuentros.
Algunos de los jugadores de esa camada disputaron el mundial de Italia 90, donde llegaron hasta cuartos de final y les tocó enfrentarse a la Argentina. En ese torneo, solo perdió un partido y fue contra la Alemania que luego sería campeona del mundo. Contra nuestra selección quedó eliminada por penales, después de empatar 0 a 0.
Sin duda que esa selección yugoslava, con el correr de los años, iba a obtener resultados. Pero lamentablemente la situación social y política hizo que toda esa proyección se termine. Por ejemplo, diez días antes de la Eurocopa de 1992, su participación fue cancelada.
A partir de 1990, muchísimas manifestaciones se dieron para favorecer la independencia de algunos de los países que conformaban Yugoslavia. Un par de años después, no quedaba nada de aquel país.
El fútbol se fue reorganizando conforme fue pasando el tiempo. A partir de la disolución de Yugoslavia se crearon seis países: Croacia, Eslovenia, Macedonia del Norte, Montenegro, Serbia y Bosnia. Además, apareció una nación con reconocimiento internacional pero limitado: Kosovo.
Decíamos que la guerra terminó con una generación impresionante de futbolistas. Once años más tarde, en 1998, gran parte de la generación juvenil campeona en Chile disputó el mundial de Francia, pero en selecciones separadas. Algunos lo hicieron con Serbia (que era la continuación de Yugoslavia), con Mijatović como emblema, y otros con Croacia, que tenía a Suker y Prosinečki en sus filas.
Tras los años de guerra el primer enfrentamiento entre serbios y croatas se dio 1999. El partido era por la eliminatoria para clasificar a la Euro 2000 y terminó 0 a 0. A pesar de lo que se temía, no se produjeron incidentes.
Nuestra Selección enfrentó a Croacia, en Francia 98, Rusia 2018 y Qatar 2022; a Serbia y Montenegro en 2006 y a Bosnia en 2014. Además, de manera amistosa jugó con Eslovenia.
La política y el fútbol siempre fueron de la mano y en la vieja Yugoslavia quedó muy marcado. Una generación se quebró por cuestiones políticas y nosotros nos quedamos con las ganas de ver hacer historia a una selección balcánica.