La pelota que nació por los dolores de cabeza

por Luciano Chein, socio del CIHF

A través de los recuerdos de la señora Amelia de Polo (esposa del inventor) podemos conocer la historia de un invento mundial: “La pelota sin tiento, la pelota que jugó la Copa”.

Todas las tardes a la hora de la siesta mi marido Romano Luis Polo y sus dos amigos Antonio Tossolini y Juan Valbonessi se reunían en un herrería por la cual pagaban $5 de alquiler. Romano era un excelente jugador de fútbol, pero siempre acusaba dolores de cabeza por el tiento. En ese tiempo las pelotas venían abiertas con una costura por donde se accedía a un tubo de goma con el que se inflaba la cámara. Entonces había que doblar ese tubo una vez inflada la cámara, ajustarlo con un piolín y ponerlo entre la cámara y el cuero para después con un tiento bastante grueso cerrar la costura, ¡esa era la famosa pelota con tiento!

La casualidad ayudó al invento. Escuchando la radio, un locutor comentó la necesidad de quitarle el tiento. Le comenté a mi esposo y se puso a trabajar. Le pidió al presidente del Club Argentino una pelota inglesa para modificarla. El problema era inventar una válvula que llevara cámara y se cerrara inmediatamente al inflarse. Así que le cortó el “tubito” y le colocó un tapón de caucho en forma cilíndrica cortado en dos, de base a base. Por afuera un aro de aluminio apretaba esas dos paredes de goma, impidiendo que el aire escapara. Por ahí pasaba el pico del inflador. Retirado el pico, las paredes volvían a cerrarse. Y así por una feliz coincidencia se inventaba la pelota sin tiento en Argentina. Contento se la mostró a sus amigos, pero el primero en probarla fue el arquero del equipo de su trabajo, quién asombrado observo que bien rodaba el balón, sin lastimar.

Así llegó la patente el 11 de marzo de 1931, fecha que quedó perpetuada en un monumento a la pelota sin tiento que la peña deportiva “Los Colombianos” inauguró en la estación terminal de ómnibus General Belgrano, en el mismo lugar donde se encontraba el Club Argentino.

La denominación Superball la agregó José Bonani, socio gerente de Romano, porque decía que era una “súperpelota” como mágica. Y esa fue la marca con que la fábrica que fundaron inundó el mundo de pelotas sin tiento.

Fíjese que Marito Kempes venía siempre a que le inflara el “fulbo” porque decía que nadie más indicada que yo para hacerlo. Aquí nació Kempes, en el mismo lugar donde nació la pelota mundial.

 

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Imagen: Romano Polo (inventor).

Nota del autor: La pelota fue aprobada por AFA en 1936.

Fuente: Revista Radiolandia 2000, 7 de julio de 1978. Reportaje: Jorge Irineo en la ciudad de Bell Ville.

 

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