por Facundo Sinatra Soukoyan, socio del CIHF
El siguiente texto tiene por intención problematizar la pre-historia de la formación de los Clubes Atléticos y Sociales, mostrando como algunos de ellos, en este caso el Club Atlético Salteño luego Club de Gimnasia y Tiro, tiene su origen en la propagación de la práctica de la Educación Física en Argentina, siguiendo otra línea fundacional que en este caso no tiene que ver con la raíz inglesa ni ferrocarrilera, tal como muchas veces se engloba a la gran mayoría de los clubes fundados en los albores del siglo XX.
El fin de las guerras fratricidas en nuestro país durante el siglo XIX, y el intento por “pacificar” el territorio dejando sentadas las bases para que se erija, poco a poco y desde una concepción positivista representada por la Generación del 80, el nuevo contrato social que nacería el Estado Nación Argentino, comenzaba su ciclo. Con ello, una batería de medidas destinadas a ordenar, organizar y homogeneizar a la población, serán parte fundamental del ideario político de aquellos que detentaban la hegemonía del poder en aquel tiempo histórico.
Así es como una de las cuestiones centrales surgidas de aquel ideario tendrá que ver con la masificación del sistema educativo representado en la Ley 1420, promulgada el 8 de julio de 1884, la cual fue base del sistema educativo argentino estableciendo la educación primaria común, gratuita, obligatoria y laica.
Con el correr de los años el incipiente sistema educativo comienza a “acomodarse”, “perfeccionarse” integrando nuevas áreas, formas, maneras y disciplinas que vienen a representar las nuevas tendencias educativas que se van generando en diferentes latitudes y que comienzan a permear en nuestro país.
Una de ellas es la práctica de ejercicios físicos, primer antecedente de lo que luego será la Educación Física como disciplina propia. En este sentido tenemos un primer antecedente documentado en la Memoria presentada al Congreso Nacional en 1898 por el Dr. Luis Belásustegui, quien era Ministro de Justicia, Culto e instrucción pública. En el mismo se lee: “(…) se establece que en uno de los días de la semana y hacia la mitad de ésta, se suspenderá las clases a fin de que los alumnos concurran a los locales que al efecto se designará, para entregarse allí a juegos y ejercicios físicos”.
El texto continúa, “Pero ¿qué clase de gimnasia elegir? fue la primera pregunta formulada al concebir esta primera reforma. La respuesta no fue difícil. La cuestión del ejercicio físico, es una cuestión que teóricamente está resuelta ya entre nosotros de acuerdo con las conclusiones a que han llegado en Europa, fisiologistas é higienistas (…) conclusiones aceptadas por los médicos y los educacionistas experimentados que en la República Argentina han hecho observaciones y estudios especiales”.
Este cambio en el paradigma, justificado desde una visión de la educación europea, demostraba que era tan importante el desarrollo intelectual como el cultivar el desarrollo físico para generar una mejor calidad de vida, así como también un “robustecimiento corporal”.
El texto continúa cuestionándose al tiempo que fundamenta la práctica del ejercicio físico como tema central, “la falsa concepción de lo que debe ser el ejercicio físico para los niños jóvenes, dio por resultado no sólo que no formáramos generaciones sanas y vigorosas, sino también que entorpeciéramos la cultura intelectual y la moral, la mayor instrucción y la formación del carácter.
Esos errores serán corregidos en adelante y sus efectos irán desapareciendo poco a poco”. Esta nueva concepción impulsada desde quienes dirigian la política educativa, hará pie en los Colegios Nacionales, los cuales tenian sedes en cada una de las provincias que en ese momento formaban parte de la Argentina. Es por eso que el título 1 del reglamento redactado por Beláustegui, dice, “Teniendo en cuenta que la escuela debe procurar el desarrollo físico del
individuo en relación con su desarrollo mental, se hace obligatoria la educación física en todos los Colegios Nacionales”.
Vale la pena mencionar otros articulados del texto que resultan de gran importancia para el tema que estamos tratando, “Art. 6° La enseñanza en cada sección, estará a cargo de un “Profesor de Ejercicios físicos” por Colegio o Sección, y de auxiliares en donde sea necesario”. Luego se agregan puntuales sugerencias, “Cuales son los juegos sugeridos, “Art. 13. Juego» atléticos y libres. —Para la primera división (niños hasta 15 años de edad.) Rayuela —Mancha —Lobo rengo —Rescate —El oso—Tomar prisioneros—La guerra —El aro —Salto con la cuerda —Lucha con la cuerda —La caza del tercero —El fusilado — Lawntennis— Juego de pelota, sueco, etc., etc. —Para la segunda división (niños de más de 15 años) Foot-bal-Cricket—Rescate — La guerra —Lucha romana —Las bochas—Juego sueco —Lawn-Tennis —La pelota, etc., etc”.
Y será en el artículo 6 donde tenemos una primera pista, ya que se nombra que la enseñanza de cada sección, estará a cargo de un Profesor de Ejercicios Físicos, una carrera que, tal como la conocemos hoy, que no existía y que por ende, se tendría que inventar.
Eduardo Galak, investigador de la historia de la Educación Física en nuestro país, relata en uno de sus trabajos, “La inclusión en 1901 de la gimnasia como uno de sus ejes fundamentales marcó un punto de inflexión en la formación de profesionales de enseñanza de actividades físicas en la Argentina. El 21 de septiembre de 1901, el por entonces Inspector General de Enseñanza Secundaria y Normal, Pablo Pizzurno, le escribe al Ministro de Justicia e Instrucción Pública, Juan Eugenio Serú, para presentarle un proyecto de capacitación docente para la enseñanza de actividades corporales, con el explícito objetivo de “formar en breve tiempo maestros de ejercicios físicos, con la preparación teórica y las aptitudes prácticas requeribles para dirigir con acierto el desenvolvimiento físico de nuestros niños y jóvenes de uno y otro sexo”, en un claro intento por profesionalizar el área”.
Sin embargo aún, la concepción del Ejercicio Físico, se emparentaba mucho con el disciplinamiento militar, entonces, continua Galak, “Para suplir esta situación de que las lecciones de “gimnasia”, tal como las definía, eran “aburridas y antipáticas”, propone crear “un curso complementario de vacaciones y cuyo objeto principal es permitir que sin pérdida de tiempo los profesores y maestros que actualmente tienen a su cargo la educación física de nuestros escolares y colegiales, puedan ponerse en condiciones de cumplir debidamente su misión”.
Este cambio de paradigma se materializa con los “Cursos teórico-prácticos” para el área, gracias a la obra de un gran político y precursor de la disciplina física en el país, nombrado hoy como “el hombre de la educación física”, el Dr. Enrique Romero Brest.
“La puesta en práctica de los Cursos teórico-prácticos de ejercicios físicos, que se realizaron desde 1901 hasta 1906, con carácter de temporarios, persiguen la construcción de un posicionamiento sobre “qué es ser profesor en Educación Física” y que se distinga de la opuesta propuesta de la Escuela del ejército”, afirma Galak.
Estos cursos que comienzan a realizarse en Buenos Aires desde 1901, congregarán maestros y profesores titulados, antiguos profesores de ejercicios físicos, alumnos de cuarto año de la escuela normal y profesores normales, congregando entusiastas de todo el país que tengan intenciones de perfeccionarse en esta nueva técnica y disciplina.
Será entonces que desde Salta, en 1901, llegará el profesor de la Escuela Nacional Victoriano De La Vega, quien tendrá la misión de tomar curso y volver a su provincia con aquel legado. De la investigación histórica se desprende un legajo del curso teórico-práctico, con más de 125 años de antigüedad, que lo muestra a De La Vega como participante y aprobado en su cursada.
Vale decir que en los cursos, de dos meses de duración, se combinaban ejercicios y juegos para los grados superiores, mientras que para los grados inferiores, los juegos se distribuían y aplicaban con un criterio fisiológico, según crónicas de la época.
Sin embargo, una de las tareas más importantes que tenían aquellos que llegaban a sus territorios luego de la experiencia innovadora en ejercicios físicos, era fomentar la práctica, no solo dentro de los muros escolares, sino también por fuera, insertos en la sociedad, como una forma de expandir y generar espacios de socialización y contribuir con la salubridad de la población.
Con este impulso latente, De La Vega será parte del grupo inicial de propulsores de la creación del Club Atlético Salteño, fundado el 29 de noviembre de 1902, aproximadamente un año después de que De La Vega haya tomado el curso de ejercicios físicos y se haya compenetrado con la idea de que la fundación de Clubes Atléticos era lo que el país, y en especial la provincia, necesitaba.
Este antecedente muestra cabalamente otra de las ramas por las cuales se fundaron los diferentes clubes que hoy conforman el fútbol argentino a lo largo y a lo ancho del país, en este caso, bajo el impulso de la masificación del sistema educativo argentino, y con ello, la difusión de las ideas del atletismo como parte fundamental de la formación de un ciudadano completo.
