por Osvaldo Astorga, socio del CIHF
Hasta los más grandes equipos tuvieron su tarde negra, como le ocurrió por ejemplo a la inolvidable “Máquina” de River en 1942, cuando sufrió una inesperada goleada de Racing por 6 a 1 en Avellaneda.
“Los Profesores” también tuvieron esa tarde fatídica en la que no les salió ni una bien. El verdugo fue Chacarita, que en aquel momento se había convertido en la gran revelación de la segunda rueda, ganando varios encuentros en forma consecutiva.
Solamente en esta oportunidad los “Pincharratas” son superados ampliamente en el juego y en el marcador, como consecuencia del incomprensible desconcierto de Viola, por no confiar en las aptitudes del arquero suplente Bifaretti, lo cual contagió a casi todos sus compañeros y provocó como consecuencia una merma en la producción de todas sus líneas y una total descompensación de las mismas.
Paradójicamente, dicho arquero fue uno de los pocos que estuvo a la altura de las circunstancias, cumpliendo una muy buena actuación a pesar de haber recibido cinco goles.
También, la línea delantera del conjunto platense cumplió una más que aceptable labor, más allá de no contar con el apoyo de la línea media que tuvo una muy pobre actuación.
Así se refiere la revista “La Cancha”, en su número 176 del sábado 17 de octubre de 1931, a la sorpresiva goleada del equipo Funebrero:
“La nerviosidad de Viola contagió en tal forma a los demás integrantes del equipo que hizo perder el ritmo, olvidar la serenidad y el aplomo que eran características del cuadro pincha. Ni bien picó la pelota, se echó para atrás el half derecho y se pegó a los tobillos a Baraindarán, como si fuera un adversario y lo estuviera cuidando él. Tan notoria fue su colocación en la iniciación del juego que en las tribunas todo el mundo creyó que habían trocado los puestos y que Viola pasaba a la extrema zaga. Más se acentuó esta creencia cuando el primer tiro al arco platense se lo sacó Viola al arquero, antes de que pudiera intervenir. Era evidente que el medio de los pinchas desconfiaba de sus compañeros.
A pesar de este comienzo, la delantera de Estudiantes estaba jugando un muy buen partido, y la defensa de Chacarita no encontraba la manera de parar a los rápidos platenses, por lo que se previó una goleada para los locales.
Por ahí atacaron los delanteros “funebreros” con más empuje que fútbol y Stochetti amenazó con un violento remate al arquero platense. Esta vez el guardavalla no se dejó madrugar por Viola y embolsó con seguridad y aplomo. Al rato, nomás, un rechazo desafortunado de Pérez Escalá mandó el balón sobre su misma valla y el guardacueva reemplazante demostró estar atento y evitó males mayores.
Estas demostraciones del arquero debieron calmar la angustia de los defensas de su cuadro, pero no fue así. Siguió enredada la zaga, por las nerviosidades de Viola, que se mataba realmente, adelante y atrás y empezaron a marearse Rodríguez, Baraindarán y a ponerse inquieto el uruguayo que estaba jugando con serenidad y eficiencia. De esta injustificada alarma salió la primera conquista de Chacarita. Sampayo se le escapó a Pérez Escalá y se vino. Viola quiso ir también a cuidar la izquierda y el muy buen centro del puntero encontró a M. Díaz solito y tranquilo. En vano quiso estirarse el arquero para sacar el centro; no llegó y el delantero conquistó el tanto con tranquilidad.
Todavía no habían pasado veinte minutos de juego y ya el cuadro de La Plata estaba desorganizado y sin rumbo.
Los atacantes “pinchas”, en un intento de reacción, dieron a la zaga una lección de tranquilidad: avanzaron serenos, lujosos como siempre y volvieron a plantear situaciones de peligro. Pero Viola no podía estarse quieto atrás. Se corrió por el wing, centreó. Erró Zozaya, devolvió Alterio y ya estaba otra vez descuidado el puntero izquierdo de Chacarita. Entonces fue Scopelli el que se echó atrás a cuidarlo y esto desarmonizó a todo el equipo. Ferreira, para peor, comenzó a caminar con dificultad.
Un tiro libre lo tomó Brizuela de alto. Los defensores corrieron de un lado a otro, sin colocarse ninguno y Coria descuidado, aprovechó el desconcierto y pasó de alto a Sampayo. El arquero solo no pudo detener el cabezazo del wing y la pelota penetró en el arco albirojo. La inquietud de la defensa y el rápido desplazarse de los jugadores de Chacarita hacían improbable una reacción serena, un ritmo más tranquilo en las jugadas.
Más tarde, Sampayo se filtró entre los defensores y lanzó un soberbio tiro que golpeó el travesaño adentro y dejó sin respuesta al arquero.
Pareció que las cosas variarían en la segunda etapa. Entró aplomado, firme el cuadro de La Plata, comenzó a dominar el juego y Guaita estuvo a punto de descontar de entrada, pero levantó el tiro. Siguió atacando Estudiantes y se veía madurar el primer tanto de “Los profesores”.
Zozaya se encargó de concretarlo con un certero cabezazo y este primer gol animó a los “pinchas” al punto de que Chacarita se vio superado ampliamente por el conjunto de La Plata durante más de quince minutos.
El dominio de los platenses aflojó apenas durante dos minutos y los “funebreros” aprovecharon el respiro para volver a atacar sobre la insegura defensa de Estudiantes. Stochetti se encontró solo frente a Bifaretti y no tuvo ningún inconveniente para recoger de volea y sacudir las mallas. Eran los veinte minutos de la segunda etapa y Estudiantes estaba virtualmente perdido. Pero como si esto fuera poco, a los siete minutos volvió Stochetti a marcar, con lo cual el último resto de esperanza se esfumaba de las posibilidades de los platenses.
Además, éstos se mostraron ya desganados y abrumados con el score. Amagaron apenas hacer algo por la riña, pero la moral estaba deshecha en el equipo”.
El 11 de octubre de 1931 por la vigésima fecha, los equipos se alistaron de la siguiente manera:
CHACARITA JUNIORS 5
Eduardo Alterio, Ramón Silva y Ernesto Cichino; Ernesto Emilio Duchini, Bartolomé Brizuela y Demetrio Busti; Emilio Sampayo, Pedro Stochetti, Luis Díaz, Benjamín Coria y Marcos Díaz.
ESTUDIANTES DE LA PLATA 1
Alberto Bifaretti, Roberto Barandiarán y Ramón Rodríguez; Alberto Viola, Ulises Uslenghi y Francisco Pérez Escalá; Miguel Ángel Lauri, Alejandro Scopelli, Alberto Zozaya, Manuel Ferreira y Enrique Guaita.
ÁRBITRO: Celestino Destaillats. RECAUDACIÓN: $ 14.902.
CANCHA: River Plate.
18’ 1-0 M. Díaz.
25’ 2-0 Sampayo.
36’ 3-0 Coria.
49’ 3-1 Zozaya.
63’ 4-1 Stochetti.
73’ 5-1 Stochetti.
Fuente de las imágenes:
- Diario Crítica 12-10-1931
- Revista El Gráfico