Sentido de pertenencia (nada de chamuyo)

por Diego Borinsky, especial para el CIHF

El regreso de Marcelo Gallardo a River es una nueva muestra más de su sentido de pertenencia con River Plate. Hay muy pocos casos de semejante arraigo en el fútbol argentino. Si bien hasta para el propio Muñeco su regreso se dio antes de lo previsto, el dato que destaqué en el primer libro de su saga biográfica (Gallardo Monumental) es que el hombre nunca estuvo más de 4 años lejos del club que tanto quiere desde que se probó con 12 años: se fue de River en junio de 1999 vendido al Mónaco y retornó en junio de 2003 para una segunda etapa, volvió a irse a fines de 2006 para jugar en PSG y DC United y regresó a inicios de 2009, entre Daniel Passarella y Ángel Cappa le abrieron la puerta de salida en junio de 2010 y volvió a vestir el escudo (en el saco), a partir de 2014. Ahora estuvo solo 20 meses sin River.

En realidad, si hacemos las cuentas año por año, llegaremos a la conclusión de que Gallardo vivió en River 24 de sus 48 años, entre sus etapas como jugador de inferiores, de Primera (3 ciclos) y entrenador. Media vida ligada a River. Es verdaderamente impresionante. El Muñeco arranca su quinta etapa en el club y no es casual, mientras tantísimos futbolistas se llenan la boca hablando del amor por determinada camiseta pero luego siempre encuentran alguna excusa para no volver al país. Lo de Gallardo llama la atención.

El único personaje que le juega mano a mano al Muñeco en este rubro (en River) es Ángel Amadeo Labruna, y no solo porque de Angelito también escribí una trilogía (El Jugador, El Técnico, El Personaje), sino por su permanente deseo de estar en River. Se formó en inferiores, jugó 21 años seguidos en la Primera del club (es el máximo goleador histórico), le llegó el telegrama de jugador libre a fines de 1959 cuando su deseo era jugar un año más y retirarse y en las tres etapas en que dirigió a River (interino en 1963, luego en 1968-70 y más tarde en 1975-81) siempre el que decidió cortar el vínculo fue el club. “De River no hay que irse nunca”, repetía Angelito. Y lo llevaba a la práctica. No te chamuyaba.

Labruna es el entrenador que más partidos oficiales dirigió a River: 528. Si a eso se le suman los 541 como jugador, se llega a 1.069 veces defendiendo el escudo. Invito a los amigos del CIHF, que me invitaron precisamente a escribir este artículo, a encontrar algún otro protagonista con semejantes números en el fútbol argentino. Me temo que no hay. Y que lo superen en el mundo, debe haber pocos. Bueno, ahí va el Muñeco a darle batalla: lleva 424 partidos dirigidos (está 3° detrás de Labruna y de José María Minella, con 440). Y si le sumamos al Muñeco los 305 de jugador llega a 729. Está 2° en el global, detrás de Angelito. Son casos realmente excepcionales.

Ahí están los dos, Angelito y el Muñeco, con sus estatuas tan bien ganadas, tirando paredes en la puerta del Monumental.

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