por Raúl Ramírez, socio del CIHF
En el mes de febrero de 1984, hace ahora 40 años, mediante una simple nota ingresada por la mesa de entradas de la Asociación del Fútbol Argentino, comunicó su decisión de desafiliarse el Club Sportivo Palermo.
Se trató de la última desafiliación de un club directamente afiliado a AFA, ya que, en las siguientes cuatro décadas, así como estuvieran prácticamente cerradas las puertas de la entidad matriz del fútbol a nuevas afiliaciones (con las recientes excepciones de Real Pilar y Club Mercedes), también los que ya estaban “arriba del tren” se cuidaron muy bien de bajarse, más allá de malas campañas y de dificultades financieras.
Cuando señalo que fue una desafiliación definitiva, estoy diciendo que la desvinculación entre el club y la AFA fue total (como indico más abajo, luego el club se disolvió). Posteriormente se han registrado las mal llamadas “desafiliaciones temporarias”, en las que los clubes de peor promedio quedaban inhabilitados para jugar durante una temporada, pero no perdían la vinculación con la AFA. Sus jugadores continuaban fichados por el club y la reincorporación resultaba automática al cumplirse el plazo de inhabilitación.
Una entidad siempre modesta, fundada el 18 de mayo de 1908, Sportivo Palermo nunca tuvo mucho arraigo ni una hinchada numerosa, pero en el amateurismo había alcanzado a codearse con los más poderosos en Primera División, tras su aparición en Primera de la Asociación Argentina. Al fusionarse y absorber al Club Eureka, que ya jugaba en la máxima categoría, inauguró su campo de juego en la prolongación de Canning (hoy avenida Scalabrini Ortiz) en su encuentro con la costa del Río de la Plata (aproximadamente donde hoy está el circuito KDT) en 1924, y aportó jugadores a la Selección Nacional; en el equipo subcampeón olímpico de 1928 estuvieron Juan Evaristo, Adolfo Zumelzú y Luis Weihmuller, mientras que en el subcampeón mundial de Montevideo en 1930 Evaristo y Zumelzú fueron nuevamente convocados.
Las idas y vueltas con su afiliación sirvieron para hacerle perder terreno y seguidores. En 1932, tras un frustrado acercamiento con River Plate con miras a una fusión que no prosperó, se desafilió para volver poco después en unión con su vecino Club Atlético Palermo. Al fundarse la AFA en noviembre de 1934, su socio abandonó el fútbol y Sportivo Palermo se reincorporó, pero desde el tercer nivel. En 1941 volvió a desafiliarse, en 1945 se quedó sin cancha, en 1947 se reafilió, en 1949 se desafilió otra vez para volver en 1956, con buenos contactos en la AFA, que lo ascendió por decreto del cuarto al tercer nivel al terminar esa temporada (de Tercera de Ascenso a Segunda). Aquí se mantuvo hasta 1960 cuando descendió nuevamente a la última categoría, ahora llamada Primera de Aficionados. Fue otra vez ascendido por decreto a partir de 1964 a Primera C, de la que descendió en 1970, pasando a jugar desde 1971 a su desafiliación definitiva en Primera D.
La voluntad de un dirigente, Alfredo Rodríguez Alen, que aprovechó cualquier resquicio para favorecer a su club, que ya no tenía cancha propia, alquilaba un modesto local en la calle Acevedo de Palermo donde no había otra actividad que reuniones sociales y que era acompañado por un puñado de veteranos colaboradores, que eran a la vez los únicos hinchas, imprimió su impronta al último cuarto de siglo del club y sirvió para demorar los efectos de una decadencia que ya era evidente en 1956 cuando intentó su último retorno. En 1964 una avivada de Rodríguez Alen en la Asamblea que definía ascensos masivos, pero previamente digitados, le permitió convencer al delegado de la categoría Aficionados a “colar” el nombre del club de este, Porteño y el de su Sportivo Palermo, en la lista de ascendidos. La maniobra fue exitosa, pero provocó una agresión física que Rodríguez Alen y su asociado debieron soportar de parte de dirigentes de otros clubes de la divisional. Otra jugada audaz de Rodríguez Alen los salvó del descenso en 1968, cuando logró que un socio del club, pariente político del entonces dictador Juan Carlos Onganía moviera influencias en AFA para que se suprimieran los descensos en la categoría.
En 1983, su último año en AFA, el equipo azul terminó 12º entre 14 participantes en la Zona B de Primera D. Sumó 6 triunfos, 7 empates y 13 derrotas, con 28 goles a favor y 41 en contra. Ganó por última vez el 25 de junio por 6 a 3 ante Deportivo Paraguayo, visitándolo en cancha de la Liga de Laferrere, y registró su último partido oficial empatando 0 a 0 ante Yupanqui el 10 de septiembre de 1983, como local en Brown de Adrogué.
Pero hacia 1984, la situación de Sportivo Palermo se había tornado insostenible. Solo había deudas y el recambio dirigencial no llegó. El penúltimo acto fue la desafiliación y el final, poco después, la disolución. El último club en abandonar la AFA dejó así de existir.
Nota: la imagen pertenece a un equipo de Sportivo Palermo (c. 1975)