El 4 de noviembre de 1967, Racing Club de Avellaneda y el Celtic de Glasgow se enfrentaron por tercera vez para definir quién se quedaba con la Copa Intercontinental.
Por Fernando Ferreira, socio del CIHF.
El ganador iba a quedar en la historia; la Academia quería ser el primer club argentino en consagrarse campeón mundial, mientras que los escoceses ser los primeros británicos en conseguirlo, con todo lo que eso implicaba para los ingleses, de gran rivalidad con Escocia.
En Hampden Park había vencido 1 a 0 el equipo dirigido por Jock Stein, pero en Avellaneda, los de Juan José Pizzuti se impusieron 2 a 1 y forzaron el desempate.
Tres días después de la segunda final, argentinos y escoceses se vieron las caras en el Centenario y se desarrolló la “Batalla de Montevideo”. Un partido muy parejo en el que no faltó la pierna fuerte y la gresca entre los jugadores, en el primer tiempo se retiraron expulsados Basile y Lennox; a los tres minutos del complemento, Johnstone, una de las figuras del Celtic, le aplicó una trompada a Rulli y también se marchó.
La fricción era protagonista del encuentro, pero dentro de tanta batalla, el santiagueño Juan Carlos Cárdenas sorprendió a todos con ese zapatazo inolvidable y convirtió un golazo histórico que puso a Racing arriba en el marcador.
Un zurdazo imposible de contener para el arquero Fallon, un gol que gritaron con el alma los miles de hinchas académicos que viajaron a Uruguay en el Vapor 33 orientales, y que también festejó un país entero, eran otros tiempos a los que se viven hoy y el triunfo de Racing era deseado hasta por sus clásicos rivales argentinos; la Academia representaba a Argentina, y tal es así que en la transmisión el relator Fioravanti grita “gol argentino” en vez de gol de Racing.
En desventaja, Celtic no encontró el fútbol para empatar y el nerviosismo invadió a algunos de sus jugadores, a la media hora del segundo tiempo Hughes agredió a Cejas y se marchó expulsado, pero la batalla no había terminado, a pocos minutos del final el árbitro echa a Rulli, cinco expulsados en total.
La Academia sostuvo su ventaja los minutos que faltaban y la euforia llegó cuando el paraguayo Pérez Osorio dio el pitazo final, el Equipo de José lo había conseguido, era el campeón mundial, el primer argentino en conseguirlo, una hazaña que marcó la historia del fútbol de nuestro país.
Los futbolistas que lograron el triunfo aquella tarde en Uruguay fueron Cejas, Martín, Perfumo, Basile, Chabay, Rulli, Cardoso, Maschio, Raffo, Cárdenas y Rodríguez.