Boca Juniors recompuso las relaciones entre la AFA y la CBD, tras algunos años de distanciamiento. Jugó un par de amistosos en Brasil ante Flamengo, Palmeiras y Vasco da Gama.
Por Lucas Cortiana, socio del CIHF.
En 1951, las relaciones entre la AFA y la CBF (Confederación Brasileña de Fútbol) estaban sumamente dañadas. Ambas federaciones habían roto sus vínculos en 1949 cuando la AFA se negó a mandar a la selección al Campeonato Sudamericano de ese año, organizado por Brasil, argumentando que no podía presentar un equipo competitivo debido a la huelga de jugadores que había comenzado en 1948 y que duró seis meses. De hecho, la Selección Argentina no disputó ningún partido entre diciembre de 1947 y marzo de 1950. La CBF, muy molesta por esa decisión, prohibió a sus clubes jugar partidos amistosos contra clubes argentinos.
A fines de 1951, cuando al campeonato argentino aún le quedaban dos fechas por disputar (Boca presentó suplentes y juveniles), Boca viajó a Brasil como “Embajador de paz y amistad” para consolidar las relaciones deportivas entre las federaciones de los dos países. Se organizaron tres partidos contra Flamengo, Palmeiras y Vasco da Gama. El primero de los tres fue el que abrió las puertas a la comunicación y el acuerdo. Boca llegó al aeropuerto de Galeao el día 12 de noviembre, tres días antes del partido, y todos los jugadores de Flamengo, más dirigentes, socios y algunos hinchas se hicieron presentes “para recibir a Boca Juniors, el club que trajo un abrazo de amistad del fútbol argentino”.
La delegación de Boca estaba compuesta por 26 personas, entre ellos el presidente de Boca Daniel Gil, organizador de la gira. Boca se alojó en el Hotel Regente de Copacabana y al día siguiente, como parte del programa, se brindó un cóctel en la futura sede de Flamengo y más tarde un “almuerzo de confraternidad”.
Los diarios del día posterior hablaban de “afianzar los acercamientos deportivos entre las dos mayores federaciones del continente” y agregaban que “luego de un intervalo de tres años en que las relaciones deportivas estuvieron suspendidas, todo vuelve a la normalidad. Paz y cordialidad vuelven a imperar entre los hombres que dirigen el fútbol de Argentina y Brasil, una vez solucionados los malos entendidos”. A su vez, Daniel Gil explicaba que “estamos convencidos de que consolidaremos de una vez por todas el compromiso por las relaciones deportivas”.
En el mismo periódico, y haciendo alusión a lo estrictamente futbolístico, se titulaba “O Flamengo está prevenido pois o Boca Juniors tem classe internacional”. La noticia era, además, que Natalio Pescia no jugaría por estar enfermo.
El encuentro, disputado en el Maracaná finalizó 2-2 (Boca empató con goles de Pepino Borello y Jorge Benítez tras ir perdiendo 0-2). Esa tarde de mucho calor, se recaudó 1.121.380, 00 cruzeiros que reflejaban en las arcas de la tesorería el lleno total en el estadio.
En dicho partido estaba en juego el Trofeo Luiz Aranha, un premio en honor a un poeta brasileño nacido en San Pablo en 1901 y que se había disputado en 1940 a modo de torneo relámpago también entre clubes de Argentina y Brasil, a partidos con dos tiempos de 20 minutos. Tras la igualdad, se esperaba la organización de un partido desempate, sin embargo, el presidente de Flamengo ofreció el trofeo a la delegación de Boca “para que figure en los archivos el hito que tan auspiciosamente marcó la reanudación de las relaciones entre el fútbol brasileño y argentino.”
