Cuando las actas empezaron a escribirse en castellano

por Jorge Iwanczuk, especial para el CIHF

En los comienzos del siglo pasado el fútbol iba ganando el gusto popular. Jóvenes y no tan jóvenes se agrupaban para poder practicarlo en forma de clubes.

1903

Los que perduraban tenían un solo objetivo, participar en los torneos de la Liga oficial. Lentamente los equipos nativos se van inscribiendo pero sólo en las categorías menores. Los británicos, creadores del deporte y organizadores de los torneos locales no querían perder el manejo de la misma. Para ello fueron dividiendo en subgrupos estas categorías inferiores para obstaculizar el arribo a la Primera División. Se llegaba, únicamente, por consentimiento de los dirigentes si pertenecían a la colectividad.

Nada resultaba fácil para los nativos. Prueba de ello fue que las famosas actas de asambleas se redactaban en inglés, idioma totalmente desconocido para los jóvenes entusiastas nacidos en éstas tierras.

El 6 de junio de 1905, en la asamblea anual de la Liga, el delegado de San Isidro, Sr. Gruppy propuso que las actas se redactaran en español. Inmediatamente tres delegados se opusieron. Se decidió ponerlo a votación, la que arrojó un empate. Correspondiendo decidir al presidente Sr. Francis Chevallier Boutell de acuerdo al estatuto, la decisión de castellanizar las actas quedó en la nada.

Hubo que esperar más de un año hasta que, en la asamblea del 25 de agosto de 1906, se concretó el deseo de los nativos. La resolución decía: “Idioma: Habiendo sido declarado idioma oficial de la Asociación la lengua castellana, toda comunicación deberá hacerse en ella, de lo contrario será devuelta sin recibir contestación”.

Fue el punto de partida. Al año siguiente se reglamentan los ascensos y descensos a la Primera División.

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