por Juan Presta, socio del CIHF
No piense que un 7 de noviembre hubo un hecho deportivo importante, ni que nació alguna de las leyendas del periodismo deportivo. El día del periodista deportivo fue impuesto en 1938, por los mismos que 3 años después formarían el Círculo de Periodistas Deportivos y se hizo ese día por una razón práctica: es el “Día del Canillita” (por el nacimiento del escritor uruguayo Florencio Sánchez) y no hay diarios. Por lo que la mayoría de los periodistas deportivos no trabajaban ese día y podían festejar.
En 1938 no existía la televisión y la mayoría de los periodistas deportivos trabajaban en los diarios, aunque la radio tenía mucha potencia y Edmundo Campagnale comandaba la Oral Deportiva, la misma que después heredaría José María Muñoz, desde 1933. Por eso se podía hacer un almuerzo o una cena de camaradería, para juntarse y conocerse.
El periodismo deportivo argentino tuvo figuras fundamentales, relatores como Alfredo Aróstegui (“El relator olímpico“, porque relató aquel partido entre Argentina y Uruguay, el del gol olímpico de Cesareo Onzari); Lalo Pelliciari, Fioravanti, José María Muñoz, Washington Rivera, Eugenio Ortega Moreno, Oscar Gañete Blasco, Yiyo Arangio o Víctor Hugo Morales.
Comentaristas radiales de mucha categoría, empezando por Guillermo Stábile (goleador del mundial de 1930 y técnico casi eterno de la selección nacional), Enzo Ardigó, Estanislao Villanueva “Villita”, Dante Panzeri, Horacio Bessio, Horacio García Blanco, Dante Zavatarelli, Julio César Calvo, Néstor Ibarra y los todavía vigentes Enrique Macaya Márquez y Julio Ricardo.
Plumas de gran capacidad literaria como Borocotó, Félix Daniel Frascara, José López Pájaro (padre de Julio Ricardo y fundador de la revista La Cancha), Salustiano González (que firmaba como Agustín Selsa Lozano, un anagrama de su nombre y apellido), Osvaldo Ardizzone, Miguel Ángel Merlo, Alberto Laya, Hugo Marini, Chantecler, Diego Lucero y el gran Ernesto Cherquis Bialo, entre otros.
Y por suerte en los últimos 30 años también literatos como Roberto Fontanarrosa, Osvaldo Soriano, Eduardo Sacheri, Juan Sasturaín y muchos más que le dieron realce y épica a la pasión más grande de la Argentina y que tuvieron en la prodigiosa voz de Alejandro Apo, un difusor impresionante. Aunque como antecedente de estos se puede recordar a Agustín Cuzzani y su obra “El centrofoward murió al amanecer”.
En una época donde pululan los canales deportivos y donde desde la radio, los diarios (entre ellos Olé), los podcast y las redes sociales se discuten hasta los laterales, el periodismo deportivo sigue vivo y con gente muy profesional que defiende la verdad. También hay arribistas y gente que se autoproclama periodista deportivo, sin ningún tipo de formación, pero de esos siempre va a haber.