De grandes y pequeñas “leyendas” y “mitos” se nutre la historia del fútbol argentino, muchas veces originadas a partir de un dato inexacto publicado en algún medio, y luego repetido sin ninguna investigación que los corrobore.
Por Raúl Ramírez, socio del CIHF.
El auge de las redes informáticas ha sido una bendición para la difusión de la información, pero junto a la genuina, también ha sido vehículo para la proliferación de datos equivocados, infundios, “fake news”, y toda la turba de dislates que muchos presuntos entendidos en temas futboleros repiten como verdades reveladas, sin sospechar siquiera que son mentiras.
Muchos investigadores serios, entre ellos algunos destacados miembros de nuestro Centro como Oscar Barnade y Alejandro Fabbri han dedicado tiempo y trabajo a develar algunas de ellas.
En esta ocasión haré referencia a una pequeñita, no porque la inexactitud sea menor, sino porque involucra a una entidad desaparecida y a otra hoy no afiliada a la A.F.A. en forma directa.
Me refiero, respectivamente, al Club Sportivo Palermo y al Club Juventud de Bernal.
Cualquiera que busque la historia de alguno de esos clubes en las redes, se encontrará con el dato de que Sportivo ascendió de Tercera División de Ascenso a Segunda División (equivalente aproximado a un ascenso hoy de 1ra. D a 1ra. C de hoy) tras la disputa de la temporada de 1956 porque Juventud de Bernal, clasificado subcampeón del certamen, escoltando a Almirante Brown, se negó a ser promovido, por lo que el privilegio le tocó a Sportivo Palermo que había terminado tercero. La versión es extensa y casi unánime.
Corresponde señalar que es cierto que ese fue el orden en el que se clasificaron: en un torneo con solo diez participantes, Almirante Brown fue el campeón con 33 puntos en 18 partidos, escoltado por Juventud de Bernal con 28, terminando tercero Sportivo Palermo con 26. Detalle curioso que tanto los de San Justo como el Sportivo hacían su presentación en AFA, en el caso del primero de manera absoluta, mientras que el viejo Sportivo volvía tras desertar luego de la temporada de 1949 (especialista en ida y vueltas, se había desafiliado en 1932, para volver en 1935, irse de nuevo en 1942, reafiliarse en 1947 y volver a desertar en 1949).
Lo primero que debería llamar la atención del presunto derecho a ascender de Juventud de Bernal al ascenso de categoría, es que desde la instauración de la Tercera como cuarto nivel de AFA en 1950, siempre había en juego solamente on ascenso, que naturalmente correspondía al Campeón de la temporada. Y si uno se fija lo que ocurrió después de 1956, verá que las cosas siguieron igual hasta 1966 inclusive. ¿De dónde surge entonces que Juventud de Bernal podía renunciar a un derecho que aparentemente no existió? La lectura de la Memoria de la AFA puesta en consideración de los asambleístas en abril de 1957 parece confirmar que solo había un ascenso en juego en 1956: cuando se nombran a los equipos que debían ascender se cita solamente a los campeones de cada categoría de ascenso (Atlanta, San Telmo y Almirante Brown).
Ignoramos quién malinterpretó el reglamento o simplemente lo inventó. La respuesta a lo que pasó está en la página 48 de la Memoria y Balance de A.F.A. citada: el ascenso de Sportivo Palermo no fue por mérito deportivo, no heredó ningún derecho renunciado por Juventud de Bernal, sino que fue la propia A.F.A., por medio de resolución de su Consejo Directivo la resolvió promover de categoría a Sportivo Palermo invocando razones vinculadas a su condición de “entidad tradicional” del fútbol argentino (ver facsímil acompañado a estas líneas).
La resolución además otorga plazo a Sportivo Palermo para adecuar su campo de deportes, lo que no deja de ser curioso porque a esa altura y desde 1945, cuando la Municipalidad porteña lo desalojó de los terrenos que usufructuaba en calle Salguero cerca del río (aproximadamente donde hoy está el Circuito KDT) este club no tenía cancha. Hacia 1956 había recibido en comodato un terreno municipal en una localidad del oeste del conurbano, pero nunca lo terminó. Lo más parecido a un campo de juego propio que tendría, más adelante, fue la cancha de F.C. Urquiza que antes de afiliarse en 1970 se la alquilaba al club nacido en Palermo.
Quizás, y esto es una conjetura, su expulsión del terreno municipal en 1945 (cuyas tribunas y otras mejoras habían sido destruidas por un incendio) y posteriormente su beligerante abandono de la A.F.A. en 1949 tras resistir una decisión del Tribunal de Penas, ambas circunstancias vividas durante el primer peronismo, le jugaron a favor para reingresar en 1956, cuando los vientos políticos soplaban en otra dirección, durante la intervención de Arturo Bullrich, designado por los golpistas triunfantes de setiembre de 1955, y también en el inicio de la presidencia de don Raúl Colombo, con no disimulados lazos políticos con el gobierno de entonces.
Habría de sobrevivir Sportivo Palermo en A.F.A. con superiores capacidades de lobby que en el rectángulo de juego, con un nuevo e increíble ascenso de escritorio en la Asamblea de abril de 1964 (ver “La Noche de los Ascensos Express”, Boletín CIHF nº 4, del 19/03/2003). Y luego manejando las influencias de un dirigente que además era cuñado presidencial a fines de los ’60, para evitar el descenso en 1968. La dosis de suerte se le había agotado a comienzos de 1984 cuando sin cancha, sin hinchas, casi sin socios y sin recursos, se desafilió para poco después disolverse.