por Ignacio Titimoli, socio del CIHF
El domingo 26 de noviembre, el CIHF celebró un nuevo aniversario desde su constitución oficial. Lo hicimos, como es costumbre, con un gran asado de nuestro parrillero predilecto: Ricardo Gorosito. Fueron 21 años desde aquel 23 de noviembre de 2002 que pudimos celebrar como la gran familia que somos. Aunque bien sabemos, como supo mencionar nuestro presidente Carlos Yametti bajo una emoción incontenible, que ya hace 35 que quienes somos parte de esta gran familia definitivamente constituimos un grupo de pertenencia.
Fue en esas palabras de Carlos que volvimos a reconocer el espíritu del CIHF, el sentimiento de unión que nos atraviesa, y una serie de valores que nosotros, como integrantes de esta gran entidad, enarbolamos en cada momento. Son los valores del rigor periodístico y estadístico, de la humildad en la tarea realizada, del compromiso y la dedicación constantes para darle vigor, empuje y visibilidad a un trabajo noble que nos enriquece, pero que a la vez derrama su valor hacia distintos sectores de la cultura y la sociedad.
Fue también la presencia de Perla, historia viviente en la biblioteca de AFA, y de las otras 27 personas, familiares incluidos, que aceptaron la invitación para compartir este nuevo aniversario.
Pero si tengo que quedarme con una impresión, con un recuerdo de esta reunión, elijo ese instante en que conversé con Raúl y Oscar. Hablando un poco de actualidad, de los valores que antes mencioné y hace tiempo son bastardeados y por los que, en nombre del CIHF, hemos elegido presentar una batalla, Oscar señaló la larga mesa y me dijo “mirá, no importa la plata, ni el prestigio, ni lo que te ofrezcan afuera: yo rechazo ser comprado; ante todo, elijo seguir viniendo acá a comer asado y poder tomar un rico vino con mis amigos del CIHF”.