por Pablo Abiad, socio del CIHF
El 26 de abril de 1912, hace 113 años, nació en Sao Paulo el primer futbolista brasileño que vistió la camiseta del Club Ferro Carril Oeste: el arquero Jurandyr Correa Dos Santos. De muy joven había trabajado como mecánico de autos. Como jugador profesional, Jurndyr se inició en la Associacao Atletica Sao Bento; luego pasó a Fluminense y finalmente se consagró en Palestra Italia, donde fue bicampeón paulista. En 1940 llegó a Caballito con un salario de 200 pesos mensuales y un contrato de dos años. Atajó en 30 partidos, recibió 63 goles y, en lugar de terminar en Ferro, el último año en el país lo pasó en Gimnasia (La Plata).
En la temporada de 1941 fue el arquero que más penales atajó: 4 de 7; más que figuras como Juan Estrada (Boca) y Fernando Bello (Independiente) o que los famosos Miguel Rugilo (Vélez) y el “Pez Volador” Yustrich (Lanús). Uno de esos penales se lo atajó a Arsenio Erico, el paraguayo supergoleador de Independiente. Ferro, sin embargo, finalizó entre los últimos seis equipos de la tabla de posiciones.
Jurandyr no era un desconocido: había sido una de las figuras de la selección de su país que perdió con Argentina, en Buenos Aires, la final del Sudamericano de 1937. Ferro no volvió a tener brasileños sino hasta 1961, con la llegada del delantero Rudymar Gómez Machado y, en 1962, con la del también atacante Edmil Fernandes Ferreira (Ararás). Más tarde, en 1979, fue el turno de Jose Rodrigues Neto, gran lateral derecho, titular en el mundial de 1978. El último de los nueve que pasaron por el club fue un volante llamado Michel Lopes Vargas, en 2004.
En una entrevista con un diario carioca, Jurandyr contó que mientras jugó en Argentina dejaba en su arco una estatuilla de San Onofre. Promediando su primer año en el país fue nada menos que tapa de la revista El Gráfico. Sus atajadas se inmortalizaron en un tango, una obra compuesta por Horacio Giardino (letra) y Vicente Seminara (música) y dedicada “respetuosamente” -según reza en la partitura- “a la señora María Dos Santos, madre del gran guardavallas”.
Es un misterio si el homenaje se debe a su fama como arquero o a alguna relación personal, lo mismo que la dedicatoria de los compositores a la madre. El tango se titula simplemente Juranyr y dice así:
Llegan de todos los lados, lo mejor,
guardavallas renombrados de valor,
pero neto se destaca, hay que añadir
el morocho consagrado, Jurandyr.
Nos mostró toda su clase, años atrás
no es preciso buscarse, nada más
con sus saltos magistrales, conmovió
a la hinchada emocionada, que aplaudió.
Jurandyr, todos te llaman con ardor,
Jurandyr, todos te aclaman, sos campeón!
en la cancha, caballero, demostrás,
y te quieren tus amigos, más y más.
En un gran seleccionado se te vio
tu seguridad de manos, convenció.
Tu actuación, sencillamente, es ¡colosal!
te mereces, por tu esencia, un pedestal.
Tu figura es popular,
por tu arrojo y tu vigor.
porque tu le sabes dar,
emoción tras emoción.
Pero dicen con razón
que tus ojos tan videntes
electrizan a las gentes
cuando ¡GOOOL! quieren gritar
En 1942, Jurandyr jugó en Flamengo, donde volvió a ser bicampeón estadual. Se retiró en 1948 en Comercial Futebol Clube, de Ribeirão Preto. Jubilado, se puso una academia para aprender a manejar en Rio de Janeiro. Falleció el 11 de marzo de 1971.
Fuentes:
- El Gráfico 1090
- Colección Jornal dos Sports y O Globo Sportivo
- La partitura de Jurandyr fue impresa por la Editorial Jazz-Tango, que funcionaba en Corrientes 1258, y se puede hallar en la Sala de Música de la Biblioteca Nacional
El autor es fundador de LaFerropedia y autor de “Juega Ferro” (Planeta, 2022).