El argentino Fernando Rapallini entró en la historia de la Eurocopa al convertirse en el segundo árbitro no europeo en dirigir en la fase final del máximo torneo de selecciones del viejo continente.
Por Antonio Statis, socio del CIHF
Por cuestiones de marketing, de globalización y demás, los torneos de selecciones suelen tener experimentos con invitaciones de países de otro continente para participar de la fase final de un torneo continental de selecciones.
En el caso de la Eurocopa nunca en más de 40 años de disputa (la primera edición fue en 1960) una selección no europea fue parte del campeonato.
Pero en el plano arbitral, como parte del acuerdo entre la UEFA y Conmebol, el pasado 21 de abril de este año decidieron la presencia de árbitros y asistentes en torneos de selecciones organizados por cualquiera de los dos máximos organismos de dichos continentes con el objetivo de optimizar el arbitraje de ambas confederaciones.
En consecuencia, el árbitro argentino Fernando Rapallini fue designado en esta Eurocopa 2020 como cuarto árbitro en el partido de Bélgica y Rusia (3-0) disputado el pasado 12 de junio en San Petersburgo (Rusia).
Y cinco días más tarde tuvo su estreno como juez principal del partido entre Ucrania y Macedonia del Norte (2-1) disputado en el estadio Arena Nationala, de Bucarest (Rumania), secundado por sus compatriotas Pablo Belatti y Diego Bonfa. Mostró 3 tarjetas amarillas y cobró dos penales (uno a instancias del VAR).
